Los lules y vilelas del Chaco presentan un desafío al intentar categorizarlos como grupo étnico, en especial al interior de su familia lingüística. Las fuentes documentales que mencionan a estos indígenas son en su mayoría de factura de jesuita, reconstruyen aspectos superficiales de cada grupo y se los muestra muy similares entre sí. En ellas, se mezclan y confunden posibles distinciones entre los lules y los vilelas, más aún, cuando se describe a ambos grupos como “amigos” y se los incluye en la caracterización colonial de “sedentarios, cultivadores y pacíficos”. La situación se complejiza aún más por la mención de diferentes “subgrupos” o “parcialidades” como omoampas, isistines, toquistines, atalalás, entre otros, cuyos registros son fragmentarios e insuficientes para establecer las supuestas diferencias étnicas o identitarias. Por otra parte, carecemos de relatos jesuitas que informen sus vivencias y experiencias durante el proceso de evangelización de estos indígenas de manera exclusiva, como sí lo hay para otros grupos como los abipones y los mocovíes, lo cual dificulta nuestro acercamiento a esta problemática. No obstante, proponemos reflexionar sobre estas categorías a partir de los retazos de información y de los datos que podemos construir de las fuentes escritas durante el siglo XVIII para delimitar nuestro objeto de estudio de alguna manera que nos resulte operativa para nuestra investigación. Asimismo, observamos que en los registros de las entradas tierra adentro realizadas por los padres jesuitas, se muestran indicios de diferentes formas de interacción entre los grupos nómades cazadores y recolectores conocidos como “grupos guerreros y enemigos” y los “grupos sedentarios, cultivadores, pacíficos, amigos” –entre los que se incluían a los lules y vilelas–; de manera que el contacto entre unos y otros pareciera ser más frecuente que lo que se representaba en el imaginario colonial que los oponía. Es decir, entonces, que muchos de estos grupos permanecían tierra adentro y perpetraban estrategias de resistencia a la colonia. En este sentido, proponemos estudiar estos vínculos y estrategias para comenzar a resquebrajar el escenario binario y operativo instaurado desde la colonia en torno a la dinámica fronteriza definida por la oposición entre “amigos” y “enemigos”. Por un lado, esperamos cuestionar la noción instaurada de que se trataba de grupos en constante enfrentamiento; por otro, buscamos visibilizar que algunos lules y vilelas elaboraron diferentes respuestas frente al avance colonial que no se limitan al establecimiento de alianzas o prestaciones de “amistad”.