Desde hace ya varias décadas nos encontramos inmersos en un nuevo cambio de paradigma, un nuevo modo de acercarnos a la construcción de conocimientos que, sin duda, dista enormemente de aquel en el que se pensaba el siglo pasado. La posmodernidad, muchas veces definida como contracara de la modernidad, nos enfrenta a nuevas problemáticas y, por consiguiente, escenarios desafiantes que nos obligan a repensar “la escuela de hoy”. Este cambio epocal trae aparejado un nuevo contexto: la era digital. Interconectividad, velocidad, fluidez, (des)conexión, consumo, estímulos e inmediatez, por enumerar solo algunas, caracterizan los tiempos que corren. La escuela, como institución social, ocupa un lugar importante en la sociedad que la crea y la transforma. Se erige como productora de subjetividad y especialmente como el dispositivo por excelencia en la transmisión de la cultura y del conocimiento. Frente a los cambios vertiginosos que se le imponen, la misma sufre la enorme dificultad de no moverse a la velocidad de la época. Directivos, docentes y trabajadores de la educación, quienes constituyen en gran parte la identidad de estas instituciones, resguardan la añoranza de lo que “alguna vez ha sido” o bien promueven la adaptación a este presente incierto y difuso. En estas condiciones se configuran también nuevas modalidades de aprendizaje, nuevos modos de acercarse al saber y construirlo, que demandan redefinir el rol docente y la transmisión del conocimiento, teniendo en cuenta que la escuela de antes se encuentra en vías de extinción. Aquí es donde el rol del equipo de conducción toma un papel protagónico y fundamental que no puede dejar de escuchar las demandas sociales y las dificultades que presentan los docentes a la hora de enseñar. Su función es oír, sostener, asesorar y acompañar al colectivo que rebalsa de inquietudes, desconcierto y desorientación. Es hoy el momento oportuno para repensar en cuál es la escuela que queremos, de desinstalar lo instituido y de pensar en qué herramientas concretas necesitan los futuros formadores al momento de enfrentarse a la realidad que, aunque incierta, puede ser anticipable. Palabras clave: sociedad digital, educación, rol docente, crisis educativa.