El presente trabajo analiza las primeras actuaciones del Tribunal de Menores número 1 de la provincia de Buenos Aires a partir de la lectura de los expedientes generados en el proceso llevado a cabo a niños y jóvenes acusados de delinquir, así como de los escritos publicados por intelectuales ligados a la justicia de menores en las primeras décadas del siglo XX. Se propone demostrar que la evaluación del núcleo familiar era el principal indicio considerado por el Juez de Menores para decidir el destino futuro de los acusados. Dos supuestos sustentan el análisis. El primero refiere a la presencia de una particular moral familiar compartida por los expertos del Tribunal, que presentaba a la familia en tanto marco de referencia para el encauzamiento y corrección de las conductas percibidas como “anormales” o “desviadas”, en especial, centrada en la autoridad del pater familia. El segundo supuesto admite que la decisión de internar a los menores o dictar su absolución estaba condicionada por la evaluación del medio familiar. En unos casos, el reformatorio supliría la incapacidad de los padres para educarlos y controlarlos, a través de un tratamiento médico psicológico en un espacio cerrado donde el conocimiento experto encauzaba y corregía. En otros, el Juez confirmaba la patria potestad de los padres e incluía una serie de recomendaciones acerca de la crianza de sus hijos.