Charlas, entrevistas, evaluaciones son actividades que obligatoriamente deben realizar quienes se inscriben en el Registro de Aspirantes a Guardas con Fines de Adopción (RUAGA) de la Ciudad de Buenos Aires. En este trabajo me propongo describir y analizar algunas de las características del funcionamiento de este organismo, que fue creado en el año 2005 para centralizar y ordenar la información sobre postulantes a la adopción y para “acreditar la aptitud” de los adoptantes. Mi objetivo es indagar sobre una suerte de doble función que los agentes de este organismo desempeñan. Por un lado, la referida a limitar la discrecionalidad en la elección de los adoptantes; por otro lado, la relativa a desterrar creencias y mitos sobre la adopción fuertemente arraigados en nuestra sociedad. A partir de ello, me interesa reflexionar sobre cómo el Estado –a través de algunos de sus agentes y organismos- diseña y desarrolla acciones tendientes a transmitir una determinada moralidad familiar, que coadyuvan con el objetivo de “sanitarizar” (Ouellette, 1995) el proceso de adopción y de hacer padres.