Presentación
En Noviembre de 1961, Claude Levi-Strauss se interrogaba sobre las posibilidades de supervivencia de la Antropología debido a la constante, y cada vez más vertiginosa, absorción de las culturas primitivas del mundo por la civilización occidental (El Correo de Unesco, Noviembre, 1961). La paradoja consistía en que una ciencia que había aportado al conocimiento de otros pueblos, de otras formas de explicarse el mundo, de otros mecanismos de relacionarse con el medio, se encontraba -al igual que su "objeto"- en peligro de muerte.
En Noviembre de 1985, quizás una de las preguntas fundamentales que motivó la realización de nuestro Primer Congreso Chileno de Antropologia, tenía que ver con esta idea. ¿Qué aporte concreto puede entregar la Antropología a una sociedad como la nuestra?, ¿será acaso que después de 15 años de creada la Escuela de Antropologia de la Universidad de Chile, tendremos muy poco que decirnos unos a otros y todos nosotros al resto del país? Estas actas de nuestro Primer Congreso (producto siempre limitado de cuatro dias intensos de intercambio profesional), aparecen como una respuesta a la interrogante, respuesta limitada por cierto, y posiblemente infructuosa, si no somos capaces de hacer de este tipo de experiencias (de conocimiento e intercambio) algo propio -y por tanto, normal- de nuestra práctica científica.
En estas actas podrá encontrarse el trabajo de investigadores en distintas áreas de la realidad: de arqueólogos, lingüistas, antropólogos físicos, etnohistoriadores, antropólogos sociales, rurales como urbanos. Tal diversidad, que a primera vista aparece como confusa, constituye nuestra riqueza. Tal diversidad y la certeza de nuestro aporte, nos permite señalar con Levi-Strauss que "mientras el modo de ser o de actuar de ciertos hombres planteen problemas a otros hombres, habrá siempre lugar para una reflexión que, en forma continuamente renovada, pertenecerá al dominio de la antropología y al mismo tiempo garantizará la supervivencia de ésta".
En Diciembre de 1984, y con el objetivo fundamental de hacer una contribución al desarrollo de nuestra disciplina, el Directorio del Colegio de Antropólogos convocó a distintas personalidades -académicos e investigadores- de la Antropología chilena, a fin de constituir la Comisión Organizadora del Primer Congreso de Antropología. Esta Comisión fue integrada por las siguientes personas: Bernardo Arroyo, Milka Castro, Teresa Durán, María Victoria Estrada, Branca Marinov, Hans Niemeyer, Virgilio Schiappacasse, Zulema Seguel, Juan Carlos Skewes y Carlos Munizaga quien, a su vez, asumió el cargo de presidente de esta Comisión.
Posteriormente y con fines de operacionalizar las tareas que exigía esta empresa, se solicitó a la antropóloga Milka Castro la conformación de un equipo que asumiera las tareas de preparación e implementación del Congreso, a través de la Secretaria Ejecutiva que tendría a su cargo. Sobre la base de esta iniciativa, comenzó el trabajo de preparar un encuentro de gran magnitud -el primero en nuestro pais- para todos los antropólogos de Chile.
Este encuentro respondía a la necesidad de ofrecer un espacio para la difusión y el debate de la experiencia profesional acumulada en los diversos campos de la disciplina. Tal tarea constituiría una exigencia -y lo sigue siendo- prioritaria para la definición del rol de la Antropología en la sociedad chilena. De tal manera, este Primer Congreso intentaba ser un punto de encuentro y reflexión de los antropólogos en sus diversos temas de trabajo, en el contexto, siempre variable, de la realidad en la cual se desempeñan.
Al evento concurrieron profesionales y estudiantes de Arica, Iquique, La Serena, Santiago, Concepción, Temuco, Valdivia y Chiloé. De igual manera, se cursaron invitaciones a todos los lugéires donde se supiera existía un antropólogo, como asimismo, se asumió el criterio de facilitar la participación, a través del otorgamiento de becas parciales o totales, de un importante número de participantes de un total 1 de 249 inscritos, se otorgaron 89 becas parciales o totales). Por otra parte, y dado que el objetivo del Congreso ers acoger y difundir toda la labor desarrollada por las di versas generaciones de antropólogos chilenos, no se limitó temáticamente el er:vio de ponencias. Es así corno, conjuntamente a antropólogos y arqueólogos, se sumaron otros profesionales directamente relacionados con nuestro quehacer científico y, que de una u otra manera, han aportado a delinear un perfil particular de esta disciplina en nuestro país.
El Primer Congreso Chileno de Antropología se desarrolló en Santiago los dias 20 a 23 de Noviembre de 1985. Las distintas ponencias enviadas por profesionales de todo Chile, se organizaron en las siguientes áreas temáticas: Antropología Urbana, Antropología Médica, Aculturación, Folklore y Literatura, Educación, Religiosidad, Antropologia Fisica, Arqueología, Antropología Rural, Etnohistoria y Etnolingü1stica. Al mismo tiempo, se coordinaron dos espacios para la presentación de Comunicaciones (Arqueología y Antropología), y se efectuaron cuatro mesas redondas con la participación de destacados especialistas en la discusión de una problemática particular. Las mesas redondas se preocuparon de tratar los siguientes temas: Campesinos e Indígenas, Metodología Antropológica, Antropología e Interdisciplinas y Antropología y Crisis Social.
En forma paralela a la presentación de ponencias y mesas redondas, existió una exposición permanente de materiales publicados por diversas instituciones, como asimismo, varios video-foro.
Durante los cuatro días de Congreso, fue posible conocer la presentación de 30 ponencias y 12 comunicaciones, intercambiar experiencias y descubrir la multiplicidad de realidades que asumimos en nuestro desempeño profesional. Este Congreso posibilitó la discusión y conocimiento del trabajo de profesionales de muy distintos sectores del país, de estudiosos de las comunidades aymará, mapuche, pascuense, huilliche o pehuenche; de antropólogos sociales preocupados de los problemas de marginación urbana, de la tenencia de la tierra, de la religiosidad o de las dimensiones culturales que asume la práctica educativa; de arqueólogos preocupados del poblamiento precolombino o de los diversos modelos de adaptación territorial. En definitiva, este encuentro posibilitó, por primera vez, descubrir una comunidad científica que posee un rasgo de identidad basada en prácticas comunes. Se trata por cierto, de un esfuerzo que valia la pena asumir.
Por último, no podemos dejar de mencionar a cada una de las instituciones que, a través de su valioso aporte, hicieron posible la realización de este encuentro; estas son, la Universidad de Chile, CONICYT, CED, CEAAL, CIDE, CEM, GEA, INPRU, ILET, ECO, Sociedad de Arte Precolombino, Academia de Humanismo Cristiano, PEMCI, FLACSO, CEPAUR, GIA, CENECA, PIIE Y SUR. Asimismo, agradecernos la colaboración de aquellos miembros del Colegio de Antropólogos y estudiantes de la carrera de Antropología de la Universidad de Chile que destinaron su tiempo, trabajo y perseverancia por el buen logro de esta tarea.
Estas son las Actas del Primer Congreso Chileno de Antropología. Estamos seguros que se trata de sólo un paso más en la importante labor de hacer de la Antropología una ciencia al servicio de nuestra sociedad.