La novela El simulador, de Jorge Manzur, es una invitación a ingresar en una historia construida desde la realidad y desde la ficción, que propone tanto el juego detectivesco como la estilización literaria. En este trabajo me propongo analizar aspectos del policial y de la ficción en la novela, partiendo del supuesto que esta se inscribe en lo que llamamos género policial. A partir de allí sondearé en qué medida y con qué estrategias del discurso literario se convocan al espacio de la escritura otros textos y otros géneros, con lo que se configura un entramado narrativo particular con transgresiones y guiños al lector. La estructura de la novela respeta los cánones del género hasta cierto punto; se generan modificaciones al modelo del policial y, más que focalizar el tradicional interés en quién cometió el delito, interesa el porqué del hecho, que no es sino un móvil literario: el robo de la única novela escrita por Jorge Luis Borges, y que el autor guarda celosamente en una caja de seguridad. El discurso policial se vuelve, por lo tanto, en pretexto y móvil para cuestionar, reinventar y parodiar la literatura y sus cánones. En este caso, asistimos a la ficcionalización del Borges histórico y del Borges literario; las posibilidades de la ficción en tanto invención llegan por momentos a colocar al escritor en una posición absurda y, de algún modo, remiten su accionar a sus propias leyes y constantes literarias.