Durante el siglo XX, el giro lingüístico condujo a que el lenguaje pasara a estar implicado en casi todas las cuestiones humanas. En el estudio de la infancia temprana llevó a que se pusiera especial énfasis en el estudio de “todo lo que hay de lenguaje antes del lenguaje”. Así se vio que muchas funciones lingüísticas, como la referencia a objetos, podían ser realizadas de manera preverbal y que el lenguaje mediaba las tempranas interacciones adulto-bebé. Algunos consideran que al giro lingüístico le sucedió el giro corporal que supone abandonar la idea de que no hay pensamiento por fuera de un sistema que tenga la capacidad de mediar la referencia a alguna otra cosa; y entraña, también, cambiar la visión de nuestro cuerpo como un aspecto necesario pero en última instancia descontable de la cognición y transformalo en un cuerpo resonante dispuesto a experiencias dinámicas. Algunas de sus propuestas abordan tópicos atravesados por el giro lingüístico, como la actuación adulta frente a los bebés y el juego. En este capítulo se describe la teoría de Semiosis por Suspensión de Ángel Riviére, como uno de los mejores representantes del giro lingüístico en psicología del desarrollo, y diversas manifestaciones de la musicalidad comunicativa producto del giro corporal.