Desde la recuperación de la democracia, los crecientes niveles de informalidad y precarización laboral, junto al aumento del desempleo y la pobreza, situaron las tensiones y limitaciones de la economía formal en el centro del debate público. En ese contexto, un conjunto variado de organizaciones y movimientos sociales han adquirido un papel central como portavoces del reclamo y articuladores de la acción colectiva de amplios sectores de la sociedad argentina. A lo largo de las tres últimas décadas, las formas de presentación, interpelación y representación de los sectores populares excluidos fueron mutando. Las múltiples y fragmentadas experiencias de los movimientos de trabajadores desocupados y organizaciones piqueteras de la década del noventa y principio de los dos mil fueron abriendo paso a nuevas formas de organización popular durante la década kirchnerista, en la cual se conjugaron múltiples vínculos entre el Estado y las organizaciones populares. La victoria de la alianza Cambiemos configuró un nuevo escenario frente al cual el campo popular opuso resistencias.El proyecto indagó sobre el rol que las experiencias y formulaciones enmarcadas en la “economía popular” desempeñaron en la articulación de una acción colectiva, que reunió a una diversidad de organizaciones y movimientos sociales. Para ello, se analizó el proceso de conformación de instancias organizativas comunes en torno a la reivindicación de la “economía popular” que contribuyeron a generar acuerdos entre organizaciones y movimientos sociales con distintas matrices político-ideológicas.La creación de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) en 2011, en Argentina, fue un primer paso en la construcción de una unidad que culminó en 2019, con la conformación de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (2019). La hipótesis central es que la identidad colectiva desarrollada en torno a las formulaciones de la economía popular fue un factor necesario para la unificación de los diversos movimientos sociales. Durante este período de 8 años, existió un importante trabajo identitario en el interior de estos movimientos, orientado a generar una capa de identidad colectiva común que se superpusiera a las diferentes posiciones político-ideológicas de los movimientos y organizaciones.A fin de abordar a la economía popular como identidad colectiva, la estrategia metodológica adoptada fue cualitativa y exploratoria. Se utilizaron y combinaron distintos métodos: observación de movilizaciones y actividades de la CTEP/UTEP y de distintas organizaciones miembros; entrevistas en profundidad a dirigentes, delegados y militantes, y análisis de contenido de documentos institucionales, publicaciones en medios de comunicación y redes sociales. Los resultados de la investigación constatan que la construcción,consolidación y expresión de una identidad colectiva común en torno a la economía popular fue parte fundamental de la estrategia de las organizaciones populares para articular una acción colectiva. Tal identidad colectiva es, a la vez, resultante de las experiencias organizativas de las décadas anteriores, así como también del acervo ideológico, político e incluso religioso, activado y construido en redes transversales de militantes y dirigentes. El trabajo identitario fue una estrategia deliberada para llevar adelante lo quepodríamos denominar una mutación en la identidad colectiva de algunos movimientos. El trabajo identitario—ejecutado a través de escuelas y talleres de formación, simbología, acciones conjuntas, charlas y discusiones— fue importante para lograr una cierta superación de la identidad piquetera en favor de la construcción de una capa de identidad colectiva, ya no en torno a su carácter de pobladores desocupados o pobres, sino en la reivindicación de su condición de trabajadores que en, el marco de la economía popular, generan sus propios empleos y actividades productivas.