La bruja, asociada históricamente con la persecución y el patriarcado, tiene largo recorrido histórico y analítico tanto en Argentina como en cualquier otra región del mundo occidental, tanto como representación simbólica como narrativa política. En el caso argentino, la bruja tuvo un nuevo hito en su genealogía feminista al ser reinterpretada por el movimiento Ni Una Menos como figuras de poder, autonomía y resistencia en el contexto argentino de lucha en contra la violencia de género generalizada. Esta reinterpretación simbólica no solo buscó visibilizar la violencia de género, sino también cuestionar y confrontar las estructuras de poder que perpetúan dichas violencias, incluyendo las políticas neoliberales que impactan desproporcionadamente sobre las mujeres y los sectores más vulnerables de la sociedad. También, esta reinterpretación como símbolo de resistencia y denuncia de las violencias neoliberales se entrelaza con la historia y la cultura argentina teniendo en cuenta múltiples dimensiones de opresión y violencia. La explosión en el escenario socio político del movimiento feminista Ni Una Menos y su repercusión en la sociedad argentina en relación a disputas y reclamos feministas supone un hito de gran importancia para la historia del feminismo en nuestro país. En particular, el recurso simbólico que la bruja otorga merece un estudio en sí mismo. Por ello, este trabajo abordará ciertos manifiestos que el colectivo expuso desde sus inicios en 2015 en adelante poniendo el foco de interés en la rápida expansión de la bruja como sinónimo de mujer y disidencia en lucha en el escenario social.