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Relatos de las infancias migrantes. Trayectos de una infancia desplazada en "Mambrú perdió la Guerra" de Irene Vasco
Natalia Andrea Alzate Alzate - Universidad Nacional de Colombia.
4tas Jornadas de Estudios sobre la Infancia, Buenos Aires, 2015.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/eZep/VHr
Resumen
Mambrú perdió la guerra de Irene Vasco (2013) es un texto en el que se devela la posición de los niños colombianos en la guerra, donde fenómenos como el desplazamiento forzado, la expropiación de tierras de los campesinos y las desapariciones de personas constituyen el marco de un conflicto perpetuado desde hace ya muchas décadas. En este panorama, la infancia –ahora protagonista de la guerra- deviene testigo y – al modo de un soldado conscripto e inocente- traza sus propios trayectos y se mueve en la oscuridad para sobrevivir, llevando consigo el horror que no eclosiona hacia el exterior como un ruido ensordecedor, sino como un eco silente naturalizado ya en el contexto adverso. Dado que, en la narrativa de Irene Vasco, hay una visibilización del niño en medio del conflicto -apuesta escritural que, desde la perspectiva histórica, abre la puerta para saldar la gran deuda de la Nación con la subjetividad de la infancia-, se hace patente la inversión axiomática de esa sociedad, cómplice, representada en el estatus enmudecido de niños que ahora son “testigos silenciosos”. Este es el caso del protagonista, Emiliano, un niño -producto de la guerra y sus miserias-, portavoz de la historia, que se autorrelata y, con ese gesto, no solo se sabe producto de la guerra, sino que se comprende en ese mundo asignado dictatorialmente y se acostumbra a vivir con su diario padecimiento sin ser partícipe de esos hechos a su alrededor: “en esencia excluido del lenguaje” (Agamben 89). En el fondo de esta historia, reside el drama de muchos campesino, derivado de la expropiación de tierras por parte del paramilitarismo en Colombia, que se materializa a través de la relación filial entre un niño de 12 años cuyos padres deben huir por haber sido parte del movimiento que buscaba defender los derechos del campesinado, y su abuela, una matriarca en quien se encarna la memoria familiar, colectiva e histórica. En ese recuento de ausencias y de vínculos frágiles, se ficcionaliza las situaciones límite por las que atraviesan los niños en medio de la guerra (Carlos Eduardo Jaramillo, 2007), y se instala en estas victimas la dicotomía expresada, en palabra de la autora, por “toda la hermosura y todo el horror”. A partir de ese contexto, consideramos pertinente analizar Mambrú perdió la guerra desde los postulados de Ricoeur, Benjamin y Agamben, porque sus aproximaciones en torno a la imbricación entre narración e infancia no solo permitirán ampliar la interpretación del contenidos en “los horizontes simbólicos de la narración”(Benjamin, El narrador), sino que, paralelamente, servirán como fundamento teórico y dialéctico para el análisis de otros futuros textos, en los que la literatura, en sus relaciones políticas, sociales, educativas, afectivas y transcendentales de la subjetividad, da cuenta de esa infancia silenciada y abatida por la cruenta, avasalladora y silenciada guerra.
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