En su Introducción a la lectura de Hegel, Kojève anuncia el fin de la Historia con la encarnación del Concepto en el sujeto absoluto hegeliano. Se trata del sujeto que es a la vez acontecimiento y narración del acontecimiento, es una cosa siendo la otra, simultáneamente. Pero Kojève señala que para Hegel el fin de la Historia tiene un paso más, un fin del fin, en el que el sujeto debe morir y dejar tras de sí un Libro, el Libro que es la automatización del Concepto, su independencia de toda subjetividad, su existencia en sí como objeto en el mundo. Con ese Libro se ha producido entonces el salto a la Idea: la negatividad ha abandonado el mundo real y se ha trasladado al mundo ideal del Libro. En adelante, nada más puede pasar en este mundo real o sensible, los acontecimientos se han agotado, y sólo puede haberlos en el mundo ideal del Libro, que continuará su movimiento circular eternamente. Derrida interpretó esta concepción de Kojève diciendo que no hay un afuera del texto. Pero el salto a la Idea, el fin del fin, continuó transformándose. Es decir que la Historia había terminado, pero no la historia del fin de la Historia. El Libro como lo conocieron Hegel, Kojève y Derrida pertenece al pasado. Hemos emprendido una tarea que podemos llamar la digitalización del Libro: el Libro existe ahora en Internet. Ya no es un objeto real en el mundo sino una cantidad indeterminable de bits de información que no tienen un lugar y un tiempo determinados. Que de hecho no existen. Derrida había planteado la imposibilidad de una huella indeleble, pero no reconoció el carácter histórico de esa imposibilidad: la historia del mundo Ideal lo desmintió produciendo esa huella indeleble que es un libro subido a la nube. La pregunta que debemos hacernos en la actualidad es entonces la de este subir a la nube del Libro, que implica un “upload” de la realidad toda. ¿Vivimos todavía en el mundo real, material? ¿No se ha perfeccionado el salto a la Idea del que hablaba Kojève? ¿No hemos abandonado el mundo sensible en favor del mundo ideal con el que soñaba Platón, que hoy es una realidad histórica? Kojève sostenía que ya nada podía pasar fuera del Libro; hoy ya nada puede pasar fuera de Internet. La única transformación posible es la de la nube, la de la pura Idea. El mundo real en el que todavía habitan nuestros pobres cuerpos es un cascarón vacío y sólo son posibles los acontecimientos en el mundo digital.