El proceso de gestación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) suscitó una serie de debates que evidenciaron pugnas político ideológicas en torno a la sexualidad (Morgade, 2011; Báez y González del Cerro, 2015). La perspectiva de integralidad y transversalidad y el enfoque de género son puntos nodales que despertaron rechazos de sectores conservadores, quienes defienden un modelo médico-biologicista y moralizante. Estos grupos, que consideran al género y a la sexualidad como asuntos de la esfera privada, se aglutinaron en ONGs y agrupaciones para instalar la categoría “ideología de género” y caracterizar a dicho enfoque de “adoctrinar” estudiantes. En 2018 los debates en torno a ampliación de derechos generada por la Ley de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) volvieron a ubicar en la agenda pública el tratamiento de la sexualidad en el ámbito educativo. Con el surgimiento de La Libertad Avanza las narrativas neoliberales ocuparon la arena pública, inaugurando un escenario de hostilidad respecto del tratamiento del género y la sexualidad en las instituciones educativas. En el presente trabajo se establece un recorrido histórico para aproximarnos a las principales líneas de argumentación sostenidas por los actores sociales “anti ESI” y sus repercusiones en la actualidad.