La reconfiguración del extractivismo vinculado a la explotación de los bienes naturales iniciado con la matriz colonial, asume nuevas variantes desde fines del siglo XX, ligadas a una multiplicación de formas de extracción que superan la minería tradicional y las modalidades de explotación de monocultivos tradicionales. Se produce un avance sobre los territorios a partir de diversas formas como la megaminería a cielo abierto, el fracking o fractura hidráulica, el agronegocio y las mega represas. Todas estas actividades comparten una lógica común asociada a un proceso descomunal de concentración de riqueza en base a la sobreexplotación de recursos naturales, cada vez más escasos, pero siempre orientados a la exportación. (Svampa y Viale, 2020) En ese marco el arte contemporáneo latinoamericano ha sabido desarrollar una serie de producciones con distintos formatos de visibilización y sensibilización, que en ocasiones denuncian, en otras interpelan o ponen en valor cosmogonías contrahegemónicas. La presente propuesta aspira a reflexionar sobre tres trabajos ligados a la cuestión de la tierra, a partir del análisis de las materialidades y procedimientos puestos en obra y de las tramas vinculares establecidas en los territorios entre les artistas, las organizaciones sociales y las comunidades indígenas. El recorte que aquí se propone se desprende de la investigación en curso para mi tesis doctoral referida a la problemática socioambiental en la práctica artística contemporánea dentro de la cual se incluyen los trabajos de Dana Prieto 1:10.000 (2018) sobre la mina Bajo La Alumbrera en la provincia de Catamarca; Mapuche, el retorno de las voces antiguas de Pablo Piovano en torno a los conflictos territoriales ocasionados por el avance de la empresa estatal noruega Statkraft para la construcción de dos centrales hidroeléctricas sobre el río Pilmaiquén en Chile, y la experiencia de soberanía alimentaria propuesta desde el Plantío Rafael Barret - constituido por las artistas Mónica Millán y Adriana Bustos - en articulación con movimientos campesinos de Argentina y Paraguay. Los lenguajes artísticos no solo participan activamente en las disputas simbólicas y la construcción de narrativas sobre otros mundos posibles, sino también tejen redes a partir de la producción material o la puesta en práctica de acciones que buscan recuperar saberes ancestrales y estrategias comunitarias. Reflexionar desde el campo artístico permite recuperar los aportes específicos en estas problemáticas, entre las que se destacan la recuperación de prácticas, saberes y materialidades que circulan dentro de los sectores saqueados por las corporaciones, así como el entramado para el diseño de estrategias territoriales que articulan actores sociales en un entramado estético y profundamente político.