Pensar en la enseñanza en la formación docente, me invita en primer lugar, a hacerme dos preguntas ¿Cuál es mi supuesto acerca de la circulación del saber? Y ¿cuál es mi idea sobre la enseñanza? Parto de entender que todo acto educativo es un acto que aspira en cierto modo a transformar a las personas, y si esas personas van a ser también enseñantes, la formación docente inicial debe pensar la enseñanza como un proyecto pedagógico que pueda convocar a los estudiantes a aprender y a formarse; no para quedarse ahí, si no para presentar propuestas que los desafíen a emprender una aventura de enseñanza y formación. La enseñanza se encuentra atravesada por procesos históricos y políticos, en un contexto singular. Visibilizar esas condiciones conlleva a asumir que la formación docente se caracteriza por su historia y permanente resignificación, esto implica un proceso de reflexión continua sobre el propio quehacer docente. La enseñanza en tanto práctica social situada necesita de un proceso reflexivo sobre la práctica misma apoyado en marcos teóricos que posibiliten problematizar creencias y sentidos. Cómo intención de la enseñanza está el aprendizaje, pero éste implica un proceso individual, subjetivo, singular; ese proceso de aprendizaje va a requerir en contextos educativos de una mediación social activa, a través de los profesores, del grupo de pares, del bagaje de herramientas culturales disponibles, de los ambientes de aprendizaje que se generan en torno a la formación, lo que plantea una oportunidad para que la dinámica del trabajo de los docentes de la formación trabajemos en equipo, de forma interdisciplinaria, en diálogo con los espacios de la práctica, fortaleciendo todos los aspectos del proceso de aprendizaje de las estudiantes. Pensar prácticas de enseñanza en las que se crean ambientes que proporcionen experiencias de aprendizajes que desarrollen autonomía para construir nuevos conocimientos obliga a pensar y redefinir las prácticas evaluativas. Enseñar hoy en la formación docente es reinventar el ambiente de aprendizaje, las prácticas de enseñanza y de evaluación, para contagiar y convidar a los estudiantes algo de lo que nos motiva también a nosotros, es abrir al mundo a los recién llegados a esta profesión, es alojarlos, hacerles lugar para que se formen y se transformen. Es entonces un desafío y una oportunidad, porque no es enseñar de cualquier modo, es enseñar con una intervención ética. Quiero presentar la experiencia que llevo adelante en dos Materias que doy en el profesorado de Educación Inicial en el IFDC Bariloche, Didáctica General y Didáctica de la Educación Inicial II, en donde propongo tránsitos diversos para el recorrido de la cursada y las estudiantes toman decisiones sobre su trayectoria. Por un lado la posibilidad de consignas diversas con múltiples recorridos posibles permite que cada estudiante pueda ir tomando decisiones de su propia trayectoria que favorezcan sus modos de aprender al mismo tiempo que fortalece el desarrollo de su autonomía. Y por otro lado vinculado a la acreditación de la cursada en la tiene la posibilidad de hacerlo en forma colaborativa con otras materias.