Con el objeto de aportar al análisis de la temática y teniendo en cuenta que invito a ampliar la lente para alcanzar a los institutos terciarios, recojo la experiencia de la formación docente inicial haciendo hincapié en las características de las prácticas de enseñanza como problemáticas que condicionan el “enseñar a enseñar”. La primera característica es la incidencia de los Diseños Curriculares para la formación docente en donde predomina la disposición de espacios curriculares fragmentados. Cada año tiene disciplinas del campo de la formación general, específica y prácticas docentes. Varían las “modalidades” o “formatos pedagógicos”, pero siempre encontramos un docente o dos, dependiendo de la matrícula. La segunda característica que se desprende de la primera es la organización del trabajo docente. El ingreso es por concurso para cubrir cargos por cada una de las unidades curriculares. La tendencia es solicitar en los proyectos de cátedra se explicite la vinculación con el área de prácticas docentes y otras disciplinas afines. La tercera característica es el trabajo docente individualizado y precarizado. Un profesor, una profesora puede tener hasta 45 horas cátedra en su Declaración Jurada. Los cargos incluyen actividades de formación inicial, horas de consulta para el estudiantado, horas de planificación de EDI para que el estudiantado sume la cantidad de horas solicitadas, propuestas de Formación Permanente, programación y participación en proyectos institucionales, jornadas y congresos. Participación en equipos de Investigación y/o Proyectos de Extensión. Lo ideal es tener la mayor carga horaria en una sola institución, pero la realidad es que muchos docentes poseen horas en distintos institutos con culturas institucionales diferentes y a esto se le suma los traslados. La cuarta característica es la variación de formatos pedagógicos como talleres interdisciplinares, seminarios, talleres y ateneos que se proponen en el Diseño Curricular. En esos espacios, de igual manera, hay un docente responsable que puede coordinar acciones conjuntas con otros docentes que tengan disponibilidad real para ello. La quinta característica es la organización institucional y los proyectos institucionales. Cada instituto posee propuestas disruptivas que favorecen el trabajo conjunto entre docentes y estudiantes, llevando adelante prácticas de enseñanza que favorecen la puesta en marcha de escenarios sociales, educativos y democráticos. Gloria Edelstein visualiza al aula como “ámbito institucional de realización de la clase como propuesta pedagógica, adquiere connotaciones particulares derivadas de la cultura institucional. Es el territorio en el que los sujetos sienten que se habilitan posibilidades para el despliegue de lo singular. Se torna un lugar de pertenencia y, por tanto, se lo habita placenteramente o refracta mecánicamente signos de rutinización, de estrechamiento en la expresión de lo diverso, de formalización de las prácticas cotidianas que alberga.” (pp. 191) Considero importante analizar las características de la enseñanza en el contexto anteriormente descrito, problematizándolas, porque son territorio en donde se construyen subjetividades y formas de ser docente que luego se replicarán o no en otras aulas, en otros contextos. Referencia Bibliográfica: Edelstein, G. (2011) Formar y formarse en la enseñanza. Buenos Aires. Paidós.