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Etnografiar procesos formativos propios, locales en la enseñanza universitaria
Di Franco, María Graciela - ICEII -FCH, UNLPam.
Nicoletti, Verónica - ICEII-FCH, UNLPam.
Alfageme Balza, Valeria - ICEII, FCH, UNLPam.
III Congreso Internacional de Ciencias Humanas. Escuela de Humanidades, Universidad Nacional de San Martín, Gral. San Martín, 2024.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/esz9/qsf
Resumen
Lxs autorxs decoloniales nos han actualizado la comprensión de significados otros de la universidad para poner en tensión tanto el tipo disciplinario que encarna como la organización arbórea de sus estructuras, que es posible y necesario, un dialogo de saberes que transgreda fronteras epistémicas y jerarquías de poder. Para cuestionar la estructura triangular de la colonialidad proponen una estructura rizomática (Castro Gómez, 2007). Hacemos propio este deseo comenzando con gestar vínculos rizomáticos que crecen de forma horizontal donde la comunicación y la enseñanza generan nutrientes en la formación de profesorxs en la universidad. Nos interesa comunicar en esta ponencia la necesidad de coherencia entre la concepción de enseñanza democrática, latinoamericana, territorial, con los modos de enseñar y de formarnos para la escolaridad secundaria. En ese sentido entendemos a la enseñanza como un ámbito vincular social que se despliega al interior de otra institución impactada por un orden social imperante con sus posibilidades instituyentes capaces de discutir hegemonías y de impactar en la actividad de quien aprende (Pruzzo, 1999). Nos proponemos desde ese vínculo enseñar didáctica para los nueve profesorados de dos facultades de la universidad. Entendemos –junto con Bruner (2015, Litwin 2008)– que no hay nada más básico para la enseñanza de una disciplina que enseñar su modo de pensar. Por consiguiente, la propuesta de enseñanza es epistemológica, tiene como punto de partida lo saberes disponibles de las personas para ponerlos en cuestión; es integrada entre formación docente y formación disciplinar, entre la universidad y al escuela; es política porque parte de problemas que activan los vínculos con la cultura vital y de formación del estudiantado. Ese proceso implica la circulación en la toma de decisiones y allí el trabajo de un equipo ofrece pensar la “catedra” en un anclaje epistémico y metodológico de sentido democrático en permanente construcción. La formación en y desde la enseñanza pone en diálogo a un equipo formado por una docente adjunta, jefa de trabajos prácticos, ayudantes de primera y de segunda (estudiante), adscriptos estudiantes y graduadxs. Las interacciones se generan en: una formación personal en sistemas acreditados (doctorados, maestrías, especializaciones; tanto en la formación en educación como disciplinar); formación colaborativa en reuniones semanales; clases teórico prácticas compartidas; evaluación colaborativa para ayudantías y sus registros, trabajos prácticos; diseños de trabajos finales); investigación compartida, exposición en congresos y publicaciones co-teorizadas. Los aprendizajes más consolidados de los que damos cuenta tienen que ver con la fractura de nuestras propias concepciones de sentido común, por ejemplo en la comprensión de problemáticas en territorio; en las perspectiva de géneros y derechos humanos, en la de integración: Todas ellas operan sobre la tarea de enseñanza en sí misma, modificando las formas de relación con el conocimiento a enseñar así como las formas de relación con el conocimiento de los estudiantes. El desafío de escuchar voces otras -que en general no lo se realiza en la formación- ante la socialización de saberes teóricos como los únicos valiosos nos anima a pensar en la sistematización de la experiencia como dispositivo de formación.
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