La difusión en lengua castellana del término "cyberperiodismo" y las prácticas asociadas a esta nueva fase de la comunicación pública han renovado, en los últimos años, el interés por los géneros periodísticos. Si tomamos como acertada la idea de que toda nueva actividad social conlleva indefectiblemente el nacimiento de géneros específicos (Sánchez y López Pan, 1998: 17), el cyberperiodismo, entendido desde esta perspectiva, pone de manifiesto múltiples transformaciones, como las que se advierten en la estructuración y presentación de las informaciones periodísticas. Si bien al principio sólo se trató de trasladar el periódico en papel al soporte digital, con el tiempo toda la profesión periodística fue mutando en consonancia con las nuevas herramientas tecnológicas disponibles y con las posibilidades que ofrece del nuevo medio interactivo. Desde la segunda mitad del siglo XX hasta la última década del pasado siglo, el lenguaje del periodismo gráfico estuvo integrado por la textualidad lingüística, los códigos paralingüísticos y la iconicidad en sus distintos niveles (Verón, 1985). En los medios impresos, los géneros venían delimitados por el espacio disponible en la página; en los medios audiovisuales, por el tiempo de emisión. Ahora, en cambio, en los cibermedios, se han roto las barreras de espacio y tiempo, por cuanto es el propio lector quien determina hasta dónde y hasta cuándo desea leer (Díaz Noci y Salaverría, 2003: 39-41; Salaverría, 2005: 21-37). La hipertextualidad, la multimedialidad y la interactividad propias del cyberperiodismo se constituyen en nuevos recursos de lenguaje, modifican los modos tradicionales de enunciación periodística dando lugar a nuevos géneros informativos y a la hibridación de los existentes. Los géneros, entendidos también como modelos de interpretación, se correlacionan, también, con cambios en los modos de usar y consumir información. Hoy, el periodista ya no tiene el monopolio de la difusión de la información, sino que los protagonistas se encargan ellos mismos de transmitirla. En esta línea de trabajo se parte de la hipótesis de que el periodismo se encuentra en una continua hibridación de lenguajes y géneros. En este marco, intentaremos esbozar algunas respuestas a los siguientes interrogantes: ¿Pueden establecerse algunos criterios para reconocer el nivel de desarrollo del lenguaje cyberperiodístico? ¿Cuáles son los géneros nuevos que habilita el lenguaje cyberperiodístico? ¿Cuál es el uso que hacen de este nuevo lenguaje y de los géneros periódicos de la Ciudad de Córdoba en su versión digital y los periódicos “nativos digitales? Adoptando y modificando en parte la noción propuesta por Ramón Salaverría (2014), los lenguajes y los géneros periodísticos pueden emplearse como indicadores del nivel de desarrollo que experimenta el ciberperiodismo. El autor propone que la mayor peculiaridad de géneros y la mayor “riqueza” del lenguaje cyberperiodístico son indicadores del desarrollo del periodismo digital. Partiendo de dichas premisas, se propone la construcción de “indicadores de desarrollo de lenguaje cyberperiodístico” y de “indicadores de desarrollo de géneros cyberperiodísticos” para ser aplicados al análisis de productos periodísticos y a la formulación de proyectos de medios informativos digitales.