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Neoliberalismo y comunicación. Teoría crítica y coyuntura
Ré, Carolina - Teorías y prácticas de la comunicación III - Cs. de la Comunicación - Facultad de Cs. Scoiales - Universidad de Buenos Aires // Instituto de Investigaciones Gino Germani - Facultad de Ciencias Sociale.
Romé, Natalia - Teorías y prácticas de la comunicación III - Cs. de la Comunicación - Facultad de Cs. Scoiales - Universidad de Buenos Aires // Instituto de Investigaciones Gino Germani - Facultad de Ciencias Sociale.
Collazo, Carolina - Teorías y prácticas de la comunicación III - Cs. de la Comunicación - Facultad de Cs. Scoiales - Universidad de Buenos Aires // Instituto de Investigaciones Gino Germani - Facultad de Ciencias Sociale.
Hernández, Silvia - Teorías y prácticas de la comunicación III - Cs. de la Comunicación - Facultad de Cs. Scoiales - Universidad de Buenos Aires // Instituto de Investigaciones Gino Germani - Facultad de Ciencias Sociale.
XXI° Congreso de la Red de Carreras de Comunicación Social y Periodismo. Escuela de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Humanidades (UNSa), Salta, 2019.
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Resumen
¿Qué implica producir teoría crítica? ¿Cuál es la relación entre la producción de conocimiento y la coyuntura? ¿Cómo recuperar estas preguntas en la concepción del objeto de la comunicación social? Si entendemos que producir conocimiento es necesariamente una producción crítica, en primera instancia, esta producción implica una transformación. Una transformación del propio pensamiento, de las estructuras naturalizadas y de los sentidos establecidos. En este punto, consideramos que la producción de teoría es entonces una práctica teórica (Althusser, 2015), que se enraíza entonces en una relación necesaria con el pensamiento de la coyuntura. En particular, retomaremos a la problematización de la investigación crítica en comunicación para pensar nuestro presente, desde los aportes teóricos de Caletti, entiendo de modo amplio al objeto de la comunicación como la “producción social de las significaciones” (Caletti, 2002). Pensar a la comunicación como la producción social de las significaciones obliga tanto a pensar en las determinaciones de esta producción de significaciones como en las propias eficacias que estás tienen sobre el curso de la historia, es decir, considerando su inscripción en el marco del horizonte amplio de la vida social y de la transformación de sus relaciones constitutivas; recuperando así la politicidad inherente a los procesos de producción significante. De este modo, la producción de significaciones y las prácticas significantes, en sus dimensiones discursivas e imaginarias, son cruciales para pensar la práctica política. Pero abordar a las prácticas de producción de sentido a partir de su inscripción objetiva (la inscripción de la dimensión comunicacional en el entramado objetivo de una coyuntura social) no supone el abandono de la dimensión subjetiva que implican. Es decir, en la producción social de significaciones se procesan tanto operaciones de objetivación como de subjetivación, que son esenciales tanto para la reproducción de las relaciones sociales como para su transformación. Es en este punto que el concepto marxista de ideología cobra un relieve particular y una importancia destacable tanto para establecer una distinción entre las prácticas discursivas de la producción científica y las prácticas ideológicas, como para dar cuenta del asedio de lo ideológico en la propia producción de conocimiento. El concepto de ideología permite asumir que la producción de conocimiento es, antes que nada, una operación crítica de ruptura con formas del sentido común y sistemas de evidencias que organizan la experiencia social y subjetiva. La recuperación del concepto de ideología desde la tradición marxista, y específicamente althusseriana, permitirá también el trazado de las coordenadas de la relación con la teoría psicoanalista, para un análisis que desarrolle cómo se conforman las estructuras libidinales en nuestra coyuntura. Cómo en esas estructuras de pensamiento que suponen modos de conformación subjetivos también se implican componentes afectivos del orden del goce y del deseo. Específicamente, cómo en nuestra coyuntura neoliberal, podemos hablar de disposiciones subjetivas hacia el autoritarismo con tintes de hiperindividualización, que acompañan procesos de des-democratización (Balibar, 2013), reconfigurando al espacio púbico actual y diversas formas de la vida social tendiendo hacia el recrudecimiento de la violencia.
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