Nuestra pretensión está centrada en participar en un espacio de debate y reflexión teórica y metodológica sobre las relaciones entre desigualdad urbana y las formas asumidas por la escolarización. El interés sobre el tema surge fundamentalmente de un trabajo investigativo previo desplegado en mi propia formación profesional, que tuvo como eje fundamental los modos asumidos por la desigualdad educativa en territorios de pobreza urbana. En este momento nuestro trabajo estuvo centrado en analizar la desigualdad educativa a partir de describir y caracterizar las múltiples y complejas relaciones entre poblaciones escolares y emplazamientos urbanos territoriales donde se ubicaban las escuelas, en la ciudad de Caleta Olivia, Santa Cruz. Este proceso, tuvo como resultado final una tesis de maestría en la Universidad Nacional de Luján denominada “Políticas de escolarización, territorio y desigualdad educativa en épocas de gerenciamiento. Una mirada en clave territorial de la escolarización obligatoria estatal en el decenio de 2001-11. El caso de Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz, Argentina” dirigida por la Dra. Silvia Grinberg. En dicha investigación quedaron algunos cuestionamientos que son retomados en este nuevo proceso investigativo, los que fundamentalmente están asociados a la necesidad de la escucha atenta de los relatos escolares de les estudiantes que conforman los que habíamos conceptualizado como poblaciones escolares en nuestro trabajo anteriormente citado. (Perez, A. 2014, 2016, Grinberg, 2012) Partiendo desde estas coordenadas previas, en la investigación que presentamos sucintamente, nos proponemos acercarnos a las tramas narrativas que les estudiantes relatan sobre sus procesos de escolarización. Nuestro interés ahora está centrado en otro aspecto del armado cartografico de la desigualdad educativa, y esta refiere a dar voz a les estudiantes que conforman lo que conceptualmente hemos llamado poblaciones escolares (Perez, 2015; 2016) Poblaciones, que desde la perspectiva foucaultiana, se configuran en un espacio-tiempo, múltiple, flexible, interactivo e inacabado e informativo, y que atraviesan a les sujetos que la conforman a través de sus experiencias corporales de tránsito por estos espacios. (Arfuch, 2011, Massey, 2005). Poblaciones que si bien están insertos en diferentes modos asumidos de dispositivos de poder que al cabo de la historia han ido modificando sus lógicas (Foucault 2007) y maquinarias de funcionamiento, han sido permeados por resistencias particulares, infinitesimales, en palabras de Michel De Certeau “por un "politeísmo" de prácticas diseminadas, dominadas, pero no borradas…” (2006: 57) Ante ello, se hace necesario recurrir a la construcción metodológica de una cartografía de la cotidianeidad (Grinberg, 2020) que nos permita captar lo múltiple de la complejidad que implica lo social y lo educativo en particular. En palabras de Grinberg (2020) la cartografía nos permite generar: Una metodología anfibia capaz de generar datos, donde el mapa, la información estadística y las producciones audiovisual o artística conforman un plano de cuerpos, objetos y sonidos situados. (…) Mapear, en suma, es prolongar una singularidad, hasta el entorno de la otra, producir una configuración de acontecimientos, una conjunción de singularidades…(Pp.1)