Atención

Búsqueda avanzada
Buscar en:   Desde:
Pierre-Joseph Granerau. Vida, sueños y logros de un crador
Oscar Dinova.
Segundo Congreso Internacional de Ciencias Humanas “Actualidad de lo clásico y saberes en disputa de cara a la sociedad digital". Escuela de Humanidades, Universidad Nacional de San Martín, San Martín, 2022.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/eoQd/XmY
Resumen
Encontrar la figura de Pierre-Joseph Granereau es un viaje al punto de convergencia entre cuatro perfiles humanos; el del campesino, el habitante de un mundo rural que se debatía entre un viejo pasado secular y una modernidad que se avecinaba, vertiginosa, aunque en pausa aún. El del hombre de fe, que acudió a un llamado situado entre lo vocacional y la oportunidad. La primera por una larga tradición familiar y de orígenes y la chance que le procuraba un acceso concreto a la cultura universal y las proyecciones posibles. Será la base para acceder al siguiente escalón. El gremialista rural, activo participante de un sindicato, lo llevará a las profundidades de la potencialidad rural asociada y también a sus limitaciones, carencias y defecciones. Lo reforzará en su convicción que todo intento educativo y social deberá estar fuertemente ligado al crecimiento asociado, federativo. Finalmente, el de educador. Que comienza con la búsqueda de senderos posibles para crear una fórmula educativa que surgirá como una explosión volcánica en todo el territorio francés. Quedará una etapa, -relativamente corta pero decididamente intensa- donde este fascinante personaje, sentará algunas de las bases pedagógicas que asegurarán el éxito y la consolidación de la alternancia. Estos perfiles de su personalidad se fueron entrelazando uno en el otro hasta hacerlos inseparables. No podemos desagregar una parte de la otra sin alterar la química final y menos aún el resultado, -que puede calificarse de milagro educativo-, pero a escala humana, entendible, aprehensible y lo que es singularmente difícil; transportable a los más diversos escenarios rurales del mundo entero con un porcentual de logro pocas veces visto en mecanismos educacionales no convencionales. Nunca dejó de ser el campesino, cura, educador y gremialista que lo conformaba. Pero agregó un último perfil durante su larguísima vejez; el de profeta. Irreverente, insumiso, apasionado y convencido que el destino de su creación tenía que tener como escenario el mundo entero, o al menos la mayor cantidad de países posibles. ¿Acaso no bregó por décadas para que la ONU integrara a su escuela campesina como valiosa experiencia? ¿Qué nos deja conocer la vida de este singular e irrepetible personaje? Primeramente saber del entramado social, económico, político y espiritual que vio surgir a su creación, luego de más de un siglo de antecedentes parciales o sectoriales, -como el compagnonnage- para instalarse en pocas décadas en geografías y condiciones socio-económicas absolutamente disímiles. Luego bucear en los componentes de su célebre “fórmula de Lauzun”, que sorprendió a sus mismos creadores, al adaptarse, -con singular fuerza-, en comunidades de África, América Latina o Asia. Finalmente, tratar de entender de una siempre presente mística Graneriana, que trasciende el tiempo y se renueva sin pausa ni propietarios excluyentes. Una extraña configuración donde los profetas no devienen mesiánicos sino personas de convicciones democráticas, donde la pasión por una causa se hermana con la tolerancia y no se atribuye la palabra definitiva, sino que contribuye a que el otro la adquiera en un clima de respeto y trabajo en común.
Texto completo
Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Para ver una copia de esta licencia, visite https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.es.