La siguiente propuesta apunta a un análisis del trasfondo filosófico de la escuela moderna neoliberal, que al igual que el Estado de gobierno se gubernamentaliza mediante las políticas implementadas a través de la Nueva Gestión Pública, utilizando para ese fin dispositivos de poder que regulan a la sociedad mediante la disciplina y el control. La economía política se asoma como el saber que trasciende a todo ámbito socioeducativo. La calidad de la educación se mide a partir de su masificación bajo estándares de accountability, por medio de una cuantificación de las relaciones sociales. El saber managerial se impone en la escuela redireccionando la producción de subjetividades hacia el modelo del capital humano, mediante el ejercicio de la pedagogía de las competencias. Finalmente, la escuela y el Estado se empresarizan mediante políticas neoliberales globalizadas de sujeción, que mutan por completo la esencia de la escuela y del sujeto que produce, mediante prácticas de poder que debilitan principalmente a la escuela pública, exhortando al Estado a que retome su rol de educador, abandonando el rol supervigilante y compensatorio. Para comenzar el acercamiento hacia la reconfiguración de las instituciones educativas, es preciso hacernos valer del aporte de la noción de gubernamentalidad como arte de gobiernar la ratio gubernamental se transforma en una nueva manera de gobernar, por medio del saber técnico, que se basta por medio de cálculos, estadísticas, administrando el riesgo, por medio de, políticas al servicio de la razón gubernamental. En el tránsito entre reformar educativas el Estado deja de ser benefactor y pasa a ser un Estado evaluador preformativo, controlador que ejerce su poder a distancia o action at a distance. Cuestión central, que muestra a un Estado que entrega incentivos de acuerdo a lo que se determina como el ideal de evaluación de desempeño. A este proceso le llamaremos endoprivatización del sistema educativo; mientras que al proceso de financiamiento y responsabilidad económica por parte del Estado —mediante el principio de subsidiaridad—, delega en los privados-familias y los aportes empresariales, se transforma en exoprivatización. Tomando como referencia la obra “Vigilar y Castigar” podríamos caer en la tentación de ver a la escuela como un símil de la cárcel. Sin perjuicio de lo anterior, es preciso dejar en claro que esa no es la intención que aquí nos convoca, pues al parecer, la analogía contemporánea correspondería, más bien, relacionar a la escuela con una empresa, más que con la cárcel. Otro factor a destacar es que el Estado se gubernamentaliza con el objeto de controlar a la población de forma voluntaria, este modelo policial de disciplina/control y la gestión gubernamental son técnicas de gobierno que traspasan al Estado y a sus instituciones. Dentro de las consecuencias más destacadas se encuentran: Lograr que los sujetos cambien su manera de pensar, en la medida de que la escuela ya no solo funciona por confinamiento sino por control, vale decir, se percibe un cambio de juego en la ciudad uno de dominación controlada.