Nos proponemos compartir reflexiones a partir del análisis de una experiencia de taller de cine con niñxs y jóvenes de un Centro Cultural en un barrio popular de la ciudad de Córdoba. El propósito es identificar los diferentes saberes que allí se ponen en juego, el lugar que asumen lxs sujetos en tanto enunciadores y productores culturales y las diferentes temáticas que se abordan en los audiovisuales, principalmente reconociendo el modo en que aparecen las problemáticas del contexto que habitan y de qué manera se apropian y las resignifican en sus narrativas audiovisuales. Este trabajo forma parte de un proyecto colectivo de investigación que se pregunta por los modos en que se transforma la condición juvenil en el marco de prácticas de producción cultural en escenarios socio educativos de Córdoba. Se busca reconocer los modos en que aquellas prácticas pueden desplegar potencialidades transformadoras de la subjetividad en tanto les permiten a lxs jóvenes protagonizar experiencias formativas de carácter emancipatorio desde diferentes dimensiones. La producción tomada para analizar se denomina “Un Drama en el Ring” y es un cortometraje ficcional que narra una historia local, atravesada por una situación coyuntural que afrontaba el barrio: la lucha por la falta de red cloacal. Articulando además, con problemáticas de género. Lxs niñxs y jóvenes se hacen eco de una situación política-social de su entorno, se apropian y construyen un discurso audiovisual, es decir, asumen el rol de la enunciación. Dice Lazzarato (2021)“Toda enunciación implica una comprensión, una “capacidad de respuesta activa”, una “toma de posiciones”, un “punto de vista”'(s/n, párr. 58). Lxs niñxs y jóvenes deciden visibilizar la situación de su barrio, la organización de lxs vecinxs para contrarrestar la injusticia, ponen en juego los saberes aprendidos en el taller y se posicionan frente a su entorno. Entendemos que en estas prácticas se generan nuevos agenciamientos colectivos y nuevas posibilidades no esperadas de vida para lxs sujetxs que las protagonizan, formas de ser joven por fuera de lo institucional significado, nos referimos a que generalmente no se espera que niñxs y jóvenes de sectores populares realicen producciones audiovisuales. Al considerar estas prácticas de producción cultural como experiencias formativas, recuperamos a Larrosa (2006) cuando propone que la experiencia “me forma y me transforma”(p.90), como una relación constitutiva entre la idea de experiencia y formación. Así mismo, el hecho de que la experiencia se desarrolla a partir de la producción de un bien simbólico, da cuenta de otras dimensiones vinculadas a la apropiación de saberes prácticos y técnicos para la producción artística, lo que implica la incorporación de nuevos capitales simbólicos de reconocimiento. El enfoque metodológico es de tipo cualitativo y se inscribe en el marco de un paradigma interpretativo que se interesa por reconstruir las experiencias formativas de lxs sujetos a partir de su relatos y narrativas considerando sus prácticas y producciones culturales como materiales del corpus de investigación. Trabajamos con estudio de caso, mediante la entrevista focalizada como técnica principal, observaciones, análisis documental y de discurso de producciones.