En este trabajo, nos proponemos echar luz sobre los sentidos y alcances de las definiciones del sofista que Platón ofrece en el diálogo homónimo. Específicamente, nos concentraremos en la última de esas definiciones, donde los interlocutores adjudican al sofista el título de mimetés. A nuestro juicio, dicho título refiere al actor teatral, una lectura original de Sofista, pues la bibliografía crítica, enfocada en las relaciones entre sofista, pintor y poeta, ha pasado por alto la referencia que resulta más determinante. Esa metáfora del sofista-actor es construida cuidadosamente, en principio, por medio de la proliferación de definiciones brindadas en la primera parte de la obra – definiciones que pueden leerse como performances del sofista cual actor teatral ejecutadas a través de diversas máscaras como las de cazador, mercader, discutidor o purificador – y se termina de construir en la séptima definición gracias a una constelación de términos vinculada al universo teatral. Hablamos de i) skeué, ii) mimetés, iii) thaumatopoiós y, finalmente, iv) sôma, phoné y skhêma. Asimismo, intentaremos poner en evidencia otras dos dimensiones de la definición del sofista. Una de resonancias políticas debido a que los interlocutores dejan entrever que el efecto perturbador de las enseñanzas del sofista es el de generar una proliferación desmedida de productores de falsas apariencias que, a diferencia de los propios sofistas, no producen simulaciones de sabiduría, sino falsas apariencias de justicia y virtud. La última dimensión de la definición del sofista que buscamos evidenciar es aquella ontológica y metodológica, pues, en el marco de una estrategia didáctica y proléptica de Platón, tanto el proceso de definición del sofista como el contenido mismo de esa definición anticipan el rasgo determinante del no-ser relativo, uno de los objetos principales hacia los que apunta toda la investigación.