La producción de la pelota de fútbol en el país es una típica economía regional, por inventiva de Tossolini, Valbonesi y Polo en el año 1931 en la ciudad de Bell Ville, allí la pelota dejó de tener tiento y paso a contar con cámara con válvula como la conocemos en la actualidad. Se trata de un sector con debilidades estructurales fuertemente dependiente de la existencia de políticas de tipo proteccionistas que impidan el ingreso de pelotas del sector externo. Su particularidad está en su concentración territorial, en el sudeste de la Provincia de Córdoba, más precisamente en Bell Ville (unas 20 fábricas existen) y Morrison (6-7 fábricas) que es donde se encuentra la mayor producción de pelotas con unidades pymes, especialmente familiares, por un lado y costureras/os como red de tercerización que realizan parte del trabajo no en las fábricas sino en sus domicilios. El saber hacer de la costura está en un lento pero continuo proceso de desaparición ante el cambio en las demandas laborales y el bajo pago de esta actividad de tipo artesanal. El sector se encuentra con múltiples desafíos como es la presencia de la industria de la pelota de futbol termosaellada en Brasil y en parte del mundo, la débil y frágil organización sectorial y practica asociativa existente entre sus miembros. Indefectiblemente es un sector que necesita lograr un salto tecnológico que permita mejorar competitividad ante la competencia externa pero que, asimismo, logre integrar de manera formal a las costureras reconfigurando los saberes adquiridos y construyendo nuevas capacidades laborales. Todo un desafío que necesita la presencia y acompañamiento del estado en su rol tecnico-politco con políticas públicas de acompañamiento e intervención en esta economía regional tan sentida y tradicional para el gen argentino como es la pelota de futbol y el deporte nacional.