El presente trabajo pretende aportar una reflexión metodológica sobre la intersección de la historia social y dos corrientes historiográficas que han cobrado fuerza en el inicio del nuevo milenio: la historia de los sentidos y la historia de las emociones. La teorización sobre las llamadas ?prácticas encarnadas? están alimentadas por una problematización que dota a la historia de una nueva encarnadura: extender los confines de la materialidad al cuerpo mismo de los sujetos analizados. Estos nuevos recorridos -originalmente deudores de la historia de las mentalidades, de la cultural o la institucional- se presentan en la actualidad como campo fértil para la historia social desplegando nuevas lecturas en torno a una de sus problemáticas centrales, como es la construcción y consolidación de grupos sociales, sus regímenes internos y la posibilidad de interacción entre los mismos. Las dificultades inherentes a las fuentes que fueron planteadas en los trabajos pioneros han permitido desplegar recursos metodológicos que permiten integrar al análisis elementos de la cultura material, las dimensiones intelectuales y el sistema de creencias a partir, a priori, de documentos textuales de diversa índole (manuales, publicaciones periódicas, literatura, correspondencia pero también expedientes judiciales, legislación y publicaciones de índole académica), iconografía y análisis espacial. Nuestro interés particular es analizar estas líneas de investigación y su pertinencia para el trabajo en las diversas conformaciones familiares.