A lo largo de toda la enseñanza de Lacan encontramos la afirmación de que la resistencia es del analista. En la investigación que venimos realizando en el Servicio de Psicopatología de San Isidro (SPSI) de la Cátedra II de Psicopatología se nos ha presentado el interrogante por esta afirmación. Si bien partimos de considerar una relación moebiana de la resistencia como motor y como obstáculo, para este trabajo nos interesa abordar no tanto la vía que une a la resistencia del analista con sus “puntos ciegos”, sino particularmente la vertiente por la cual la resistencia como “presencia del analista” es obstáculo que motoriza el trabajo analítico.En el presente trabajo nos interesa avanzar sobre esta afirmación para plantear la resistencia del analista tomando como referencia el discurso analítico, especialmente la posición del analista allí como objeto a, real que resiste causando la división y el trabajo del $. Y desde allí avanzar hacia las formulaciones que Lacan hace del analista encuerpo sosteniendo que “porque el analista encuerpo instala el objeto en el lugar del semblante existe lo que se llama discurso analítico” (Seminario 19). Por esta vía nos interesa llegar a la propuesta del Seminario 24 en donde Lacan ubica la continuidad entre imaginario y real, para articular el analista encuerpo con el decir como acontecimiento, fuera de discurso “por fuera de la lógica articulada”. De este modo, formular la resistencia del analista al efecto adormecedor de cualquier discurso, a la debilidad mental. Así leemos la afirmación de Lacan que sostiene que de un analista se puede esperar, en tanto resistencia, “que moleste a su defensa”, la de él.