La incertidumbre, el caos, la soledad del aislamiento y los tiempos contraídos son característicos de esta nueva modalidad indefinida entre la virtualidad y la presencialidad que acarreó el coronavirus a nivel mundial. El trabajo es una de las actividades que más se vio trastocada por el revés pandémico, siendo los sectores vulnerables los especialmente afectados. Los diferentes modos mediante los cuales se modificaron las actividades laborales repercuten en las formas de ver la crisis sanitaria actual, afectando a la salud mental y física. Les trabajadores sufrieron de diferentes maneras el aislamiento social, preventivo y obligatorio, de acuerdo al tipo de actividad económica en el cual se desenvolvieron, generando “adaptaciones” para poder sobrellevar la situación. En el presente ejercicio deinvestigación realizada en el marco de una cátedra de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNPSJB, se dan cuenta de 3 situaciones distintas, en la que les entrevistades desarrollaron su forma de afrontar la crisis sanitaria, cotejándolo con la mirada de una profesional de la salud mental para entender las modalidades de adaptación que llevaron adelante a partir de la crisis e incertidumbre generada por la pandemia del COVID-19. Coinciden los relatos de les entrevistades en que la pandemia fue generadora de una situación caótica, caracterizada por la incertidumbre de no saber qué va a suceder en el futuro. En sus casos se vislumbró la soledad generada por el aislamiento, la identificación del tiempo como contraído y el aprendizaje como modalidad de distracción. Los tiempos capitalistas apremian continuar con las rutinas desarrollando nuevas formas de hacerlo, reorganizando los plazos con los que se realizaban las distintas prácticas, replanteando paradigmas antiguos en los que la combinación de la presencialidad y la virtualidad –o la virtualidad total-, se presentan como nuevos modos de relacionarse con les demás.