La actual "era de oro de los juegos de mesa" plantea una serie de interrogantes en el ámbito de los game studies. En ese sentido, la búsqueda de cimientos propios que permitan un avance enriquecedor en la búsqueda de respuestas relacionadas a los Modern Board Games, es una necesidad. Desde este espacio, se han propuesto definiciones para conceptos como "juego" y "jugar"; en función de las experiencias lúdicas de co-creación social (Guzmán, 2019). En rasgos generales, “juego” puede considerarse una experiencia que implica una serie de procesos -como la reconfiguración del mundo (Scheines, 1997), el play/paidia y el game/ludus (Caillois, 1986)- y características particulares -como el ajuste a una ética del juego (Guzmán, 2019) para no destruir el microuniverso particular-, que deben confluir para se esté en presencia del “jugar” y no de otra actividad. En esta experiencia, gran parte del mundo cotidiano cae bajo la irrelevancia (Goffman, 1961), pero no todo ese mundo se pierde. Esta podría ser una de las claves de la presente exploración. Continuando con esta linea, que busca centrarse pricipalmente en la experiencia de juego y en la -inseparable- mediación de tensión entre el ser jugador y el ser social, el presente trabajo busca dar respuesta a nuevos interrogantes. ¿Cuánto del ser social hay en el ser jugador? ¿La ontología de un ser jugador se puede separar? Y en ese sentido, ¿cuánto de la sociedad está presente en los juegos que produce? ¿Y qué transmiten a sus jugadores? ¿Qué características llevan a jugadores y a creadores a inclinarse hacia ciertas mecánicas, estéticas y temáticas? ¿Qué significaciones plantean esas mecánicas? ¿Qué mensajes transmiten las mecánicas de los juegos en la sociedad? Las respuestas propuestas, a su vez, se convertirán en cimientos de nuevos interrogantes acerca de la particular práctica cultural de los Modern Board Games.