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El lenguaje de los templos
Rodrigo Cabrera.
XII Jornadas Interescuelas Departamentos de Historia. Universidad Nacional del Comahue, Bariloche, 2009.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/pg7z/3cb
Resumen
La simbiosis entre escritura y representación pictográfica, en la cual esta última ostenta una mayor preponderancia que la otra, es un recurso discursivo que atraviesa el grueso de la historia. La misma constituye una estrategia de control y/o de difusión socio-cultural más efectiva, si la sociedad a la que nos referimos, posee un elevado porcentaje de personas iletradas. Es decir, las representaciones gráficas (respondiendo a un determinado corpus estético) transmiten un pensamiento, una cosmovisión; e incluso, en diversos contextos, desempeñan un rol central frente al mensaje escrito. Este último, es reemplazado por una narrativa visual, gestada y articulada a través del uso de determinadas figuras pictóricas. En el presente trabajo, hacemos hincapié en una placa votiva perteneciente al rey súmero Ur-Nanshe, de la primera dinastía de Lagash. La misma se encuentra dividida en dos registros, los cuales contienen, tanto representaciones pictóricas como inscripciones. La temática del relieve tiene carácter religioso, ya que, por un lado apreciamos al monarca como constructor de templos, y por otro, este mismo se encuentra realizando una libación en un banquete. En este sentido, el rey se articula como el organizador principal del espacio humano, el cual es el espejo del espacio sagrado. En este contexto, es él quien actúa como nexo entre la comunidad celestial y la terrenal, ya que está investido de un carácter divino, que lo coloca como líder espiritual y como administrador. Dicha facultad sagrada, es la realeza, que desciende del cielo. Desde nuestra óptica, no significa que sólo el cargo esté deificado sino también la persona del monarca, absolutamente necesaria para la renovación del ciclo de la naturaleza y vencer a las fuerzas del caos. A lo largo de este trabajo, destacamos la simbiosis estructural que se prolonga de la conjunción de ambos tipos de lenguajes. En efecto, hay una complementación entre los dos, un diálogo, más allá de la ponderación de la representación pictográfica sobre la escritura. Por tal motivo, este todo estructural, arroja un lenguaje, el mismo que transmiten los templos como organismos vivos y personificaciones del espacio sagrado. Y al descifrar el mensaje inmerso en dicho lenguaje, nos aproximamos además a la cosmovisión de los antiguos mesopotámicos. Para ellos, estas instituciones son las generadoras de una identidad colectiva, necesaria para la subsistencia de la sociedad. En virtud de ello, la destrucción de un santuario, también significa la aniquilación del cuerpo identitario grupal.
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