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Mujica-Topolansky: Votar lo que parezco y Botar lo que soy (o viceversa)
Ricardo G. Viscardi.
Actualización de blog.
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Resumen
Salvo en pocos lugares de España y de América Latina, donde la historia o la interferencia de otras lenguas así lo determina, en español la letra “b” y la letra “v” no presentan diferencia fonética. Esta indiferencia se convierte, desde un punto de vista deconstructivo (postulado por J. Derrida) en una indiferensia, igualmente indiferenciable-indiferensiable para la pronunciación del español rioplatense (en cuanto tampoco diferencia fonéticamente la “s” de la “c”). Cabe agregar que en la indiferencia fonética entre votar/botar una decisión se encuentra involucrada, ipso facto, tanto ante la urna como ante el contenedor. Una vez pronunciada en el nombre de una decisión, esa indiferencia entre votar/botar, supone tanto para quien sufraga (el voto) como para quien desecha (un desperdicio), decir lo mismo y lo contrario. Esto mismo de ser lo contrario pareciendo no serlo, anima la esquizofrenia declarativa del referente del frenteamplismo uruguayo y su consorte: dicen o -lo que es lo mismo- dejan que digan que son tupamaros, pero actúan como quienes fueran antaño sus represores. Más allá del efectismo mediático ex-presidencial y de la inocua vinculación con la estrategia de cierto “partido militar”, conviene advertir un designio quinquenal de votar: justamente aquel que botaron, por primera vez bajo el socio-partidismo batllista, los tupamaros. Naturalizar(se) “tupamaros” en el Frente Amplio suena tan indiferente como votar/botar, mientras cierto paso supra-estatal y post-institucional (movimientos, colectivos, redes), marca una huella imposible de botar ni de votar.
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