Las organizaciones de base o comunitarias se han expandido notablemente durante las dos últimas décadas tanto en número como en rango y relevancia de sus actividades, particularmente en ámbitos de exclusión social y pobreza. Las mismas interactúan entre sí y con otros agentes gubernamentales (variados programas sociales, agencias gubernamentales y gobiernos locales) y no gubernamentales (ONGs de promoción y desarrollo, fundaciones donantes, iglesias, etc.) constituyendo redes e incrementando el capital social de sus comunidades. Consideramos que estas redes son relevantes tanto para procesos de desarrollo comunitario. En este trabajo se comentará la experiencia de urbanización de Villa Palito-Barrio Almafuerte, situado en el partido de La Matanza. Se trata de un asentamiento informal con tres décadas de historia donde viven más de 1.500 familias. En el año 2002, se inició un programa de urbanización incluyendo la apertura y pavimentación de calles, cloacas y construcción de viviendas. Los vínculos políticos de líderes comunitarios con el gobierno provincial y nacional facilitó la obtención de recursos para diferentes iniciativas locales y nuevas organizaciones de base. Actualmente, trabajan en el barrio más de 15 cooperativas, quiénes se encargan principalmente de la construcción de las casas en el barrio, constituyéndose como ejemplos de economía social.