En esta exposición, analizo una serie de experiencias de formación continua de profesores secundarios y universitarios que he coordinado y que tienen como objetivo ayudarles a integrar la enseñanza de la lectura y escritura en el dictado de materias de distintas áreas curriculares y carreras. Contrasto lo que puede lograrse cuando las acciones se encaran como desarrollo profesional de docentes en ejercicio y tienen una continuidad de al menos dos años respecto de aquellas que se plantean como puntuales cursos de capacitación. Éstos, por su limitación horaria, suelen transmitir propuestas o marcos teóricos que nunca son “llevados / bajados a la práctica” o bien, si se dedican a la “reflexión sobre la práctica”, esta reflexión tiende a resultar a-teórica y no produce nuevo conocimiento ni contribuye por ende al desarrollo en la formación de los docentes. Por el contrario, es posible organizar acciones formativas centradas en la interacción teoría-práctica si se cuenta con sucesivos ciclos formativos que permitan progresar en forma espiralada y si se ayuda a diseñar una práctica diferente, en vez de transmitir un saber declarativo. Las experiencias objeto de análisis en este trabajo se han concebido como procesos guiados de investigación-acción, en los cuales los docentes participantes encuentran sentido al compromiso y dedicación que les representa porque esta investigación, además de acrecentar su formación personal, tiene el propósito auténtico de producir conocimiento didáctico previamente inexistente dándolo a conocer por medio de alguna publicación elaborada por los docentes.