El diario español EL PAÍS, en su versión online, le ha pedido a aquellos lectores menores de 35 años con un ingreso inferior a mil euros que cuenten su escenario laboral, por correo electrónico o mediante la construcción de un video. Propone dar voz y cara a un grupo de jóvenes, “los nimileuristas”, que han llegado para “superar” y/o complementar a su triste antecesor, los “mileuristas”. Alla en 2009, un suplemento de Clarin dirigido a las y los jóvenes, proponía el neologismo en su versión local: los “milpesistas”. El recurso de mostrar videos de aproximadamente dos minutos de duración en donde se entrecruzan las temáticas del desempleo, la dificultad para lograr la independencia con respecto al hogar de origen cuando no su retorno anticipado y la sobrecalificación educativa formal son algunos de los temas que van surgiendo. Ambos neologismos, mileuristas y nimileuristas, tienen un significante oculto que no se desprende de los términos que conforman el neologismo: se trata de jóvenes adultos cuya franja etárea se extiende entre los 21 y 35 años y cuyos ingresos son insuficientes en una escala donde se toma en cuenta como metro la autonomía. Detrás y aun más allá se esconde una operación discursiva que asigna el carácter de vulnerable- porque es “sujeto de falencia” a los jóvenes en sí. El signo “joven”- como reconoce una parte de la literatura especializada en estudios de juventud – remite a una incompletitud que puede ser tan ventajoso como desventajosa según las condiciones sociales de inscripción del sujeto. Ser mileurista o nimileurista es dentro de un mismo sistema de significaciones, una forma de especificación – al decir de Hjelmslev – entre un contenido de vulnerabilidad socio-laboral y un signo de juventud. Pero, a su vez, este paper se propone indagar en las particulares condiciones de producción del neologismo de los “nimileuristas” y sus antecesores, los mileuristas y los milpesistas. El objetivo principal es dar cuenta de los procesos de morfogénesis de las imágenes digitales e hipertextos entre el portal del Diario el PAIS y el texto cultural de la situación de las y los jóvenes en el marco de una crisis global de las transiciones juveniles. Coincidimos con Cristina Alberdi (2004) cuando afirma que la morfogénesis de la imagen digital se distingue por su interactividad y por una interface; en este sentido, el PAIS mantuvo una relación interactiva con sus lectores virtuales – y viceversa - en donde se le dio origen y forma a los neologismos, se los replicó y llevo a otros medios y hasta a la agenda de políticas sociales de organismos supranacionales.