La universidad no es per se un espacio de inclusión, fue creada como un dispositivo para la formación de las élites y los futuros cuadros de gobierno de los estados, en su mayoría pertenecientes a las clases dominantes. En ella se sostienen actualmente prácticas que derivan de su pasado medieval y que ponen en duda el discurso que se promueve, como principio de educación inclusiva. Si bien existen políticas que demuestran claras intenciones de transformación de los espacios en lugares de oportunidades para estudiantes, como becas y programas específicos de fortalecimiento, entendemos que el modelo dominante de la enseñanza universitaria continúa predominando en los espacios cotidianos, por eso, en este artículo, nos proponemos reflexionar sobre una parte del trabajo en las universidades: las prácticas de la enseñanza como facilitadoras u obstaculizadoras de la inclusión. Varias preguntas atraviesan nuestras actuales propuestas de investigación, algunas de ellas refieren a las formas en que se construyen los vínculos con ciertos colectivos estudiantiles: ¿son las universidades espacios que cuenten con condiciones de accesibilidad para estudiantes con discapacidad? ¿Cuáles son las experiencias de estudiantes de pueblos indígenas? ¿Encuentran continuidades estudiantes que pertenecen al colectivo LGBTIQA+? ¿Cuál es el impacto de las políticas de sostenimiento de las trayectorias de estudiantes que no cuentan con recursos económicos suficientes? En tiempos de pandemia, se profundizaron las prácticas exclusoras. Se podría suponer que el reemplazo del entorno tradicional de la enseñanza universitaria por un entorno no presencial, produciría en los docentes la necesidad de replantear sus prácticas de la enseñanza apuntando a transformar el modelo dominante, pero varias experiencias estu-diantiles -que retomaremos en el artículo- ponen en duda esa transformación, condu-ciéndonos a pensar que solamente se trató de cambiar un entorno por otro, con varios riesgos adicionales. El estudiantado (colectivo señalado, muchas veces como el responsable de no aprender/estudiar), pero si ahora no cuenta con los medios necesarios para acceder a la virtualidad, queda inmediatamente imposibilitado de continuar su trayectoria en la universidad.