Resumen:  El presente libro permitirá explicar cuerpos inorgánicos enmarcados en el campo de la Estética, el Arte, la sensibilidad, las vanguardias y la comunicación. Así como la ideología representa la enajenación de las ideas, mecanismo que nos ahorra la tarea de pensar, también hablamos de una enajenación en el orden del sentir. La sensación no hace referencia a un sujeto íntimo, y mediato a sí mismo que recepta una exterioridad dicotómicamente, sino que existe un continuum de sensaciones que no pasan por el orden de la conciencia y lo sentimental, las cuales eluden la referencia a un sujeto orgánico. El presente trabajo pretende dilucidar ese desplazamiento, desde las consideraciones clásicas del cuerpo y la sensación hacia un marco estético-filosófico que nos proporcione una idea de cuerpo sensológico donde concepto tales como: dolor, placer y falta no estén circunscriptos teleológicamente en la conformación de un yo que, por ser simbólico y fantasmático, no puede escapar a la situación de conflicto. El contacto entre cuerpo y mundo es inorgánico y la organización del sentir es una reacción secundaria del cuerpo. En definitiva, la idea de sensología desactiva la categoría clásica dicotómica del cuerpo. El lector podrá encontrase a lo largo de la obra con la intención de una proyección del placer, la sensación, el deseo, la subjetividad, y la invención sobre un trasfondo inorgánico en el que el problema de la constitución del sujeto queda relegado a un plano accesorio. De ese modo, la atención al cuerpo deja de ser pensado como un estado psicológico-cultural, para pasar a pensarse como sensológico-inorgánico. En la extensión de los ensayos que conforman este volumen se pretende realizar una crítica radical a la reflexión según la cuál somos un sujeto que siente a través de un cuerpo, para señalar, muy por el contrario, que somos un cuerpo que siente inorgánicamente. La idea de un cuerpo inorgánico que se constituye trascendental o simbólicamente es una reducción. A contramano de esa percepción, podrá encontrarse de manera dispersa pero subyacente en los textos de los autores una afirmación en secreto, que sin nombrarse es lo más explicito: el cuerpo es una cosa que siente (Cfr. Perniola 1998). Esto supone que la explicación del cuerpo puede enmarcarse en una sensualidad, una sensación, un sentir y una sexualidad en términos inorgánicos que se desarrolla en la valoración por lo estético en el sentido de la particularidad sensible.