Ya sea en sus usos cotidianos en términos identitarios, desde el activismo como posicionamiento político, o en su adopción desde la academia, “queer” en inglés funciona y se reivindica como una noción escurridiza y dinámica, que ante todo busca evadir el encasillamiento y la esencialización. Si en los contextos de habla inglesa que dieron origen a la Teoría Queer no es posible reducir este término a un solo significado, ciertamente no puede serlo en regiones como Latinoamérica, donde el lenguaje, las cosmovisiones, las identidades y la producción teórica son profundamente diversas. Aun reconociendo las dificultades propias de lo queer para llegar a una definición unívoca (y asumiendo, en términos más generales, el carácter productivo de toda definición), en esta entrada ensayo una perspectiva propia desde lo que propongo como una Teoría Queer crítica. Se trata, en resumidas cuentas, de asumir el desafío de aplicar al propio trabajo, o a las prácticas internas del campo, el mismo enfoque crítico que se vuelca sobre otros fenómenos y disciplinas, evaluando las posibilidades y limitaciones del área, sus compromisos teóricos y políticos, y las implicancias de todo ello sobre el mundo social.