La transición de la escuela secundaria a la Universidad implica un cambio notorio en diversos aspectos de la vida del alumno. Entre uno de los que resultan más difíciles de afrontar para el ingresante universitario, se encuentra la adaptación al lenguaje académico, así como también la obtención de las competencias de lectura y escritura requeridas desde la casa de altos estudios. Así, es común observar las dificultades que un porcentaje del alumnado presenta en la lecto-comprensión, la ortografía, la acentuación, la coherencia, la cohesión, la puntuación y la sintaxis. O también, existen aquellos ingresantes que, pese a no tener mayores problemas con las cuestiones normativas del lenguaje, evidencian complicaciones a la hora de adaptarse a los nuevos requerimientos de la educación superior. Partiendo de la certeza de que la estigmatización y la exaltación del error por la exaltación misma, no sirve de nada, sino que por el contrario, atenta contra del proceso de aprendizaje, lo que esta investigación propone es ahondar sobre las causas que generan tales dificultades y, en lo posible, esbozar algunas propuestas que aporten a su superación. Investigar hoy esta problemática con el objetivo de contener y trabajar con y para los alumnos, y de esta manera darle continuidad articulada entre sus estudios secundarios y universitarios, es de real importancia en el contexto de una Argentina inclusiva.