El sesgo que me he propuesto tomar a fin de realizar un análisis del caso de Jean-Claude Romand, se basa principalmente en el funcionamiento de la mentira como sostén de la posición subjetiva del mismo. En otros términos, considero que se impone la pregunta respecto de cómo ha sido posible para este sujeto sostenerse como tal, construir su realidad, acceder a una relación con una mujer y mantener su relación con los otros a través de generar una vida mentirosa en todos sus aspectos. Desde ya lo que reviste interés para nosotros no es simplemente que este sujeto haya mentido a todos y durante una extensión considerable de tiempo, lo que no nos dejaría en otro lugar que en la mitomanía, categoría psiquiátrica a la cual han abogado muchos otros que han analizado casos similares, o el de un simple estafador. Tampoco el hecho que la revelación de su síntoma se conjugue con el asesinato de toda su familia, teniendo en cuenta que hechos habituales se encuentran a diario en la sección policiales de los periódicos de todo el mundo.