Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la esquizofrenia afecta a aproximadamente 24 millones de personas en el mundo, con una prevalencia cercana al 1%. La Dirección de Salud Mental de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires estima que unas 300 mil personas viven con esta enfermedad en Argentina. Más del 85% de las personas con esquizofrenia presentan algún grado de trastorno cognitivo, lo que afecta significativamente su vida diaria, desde el cuidado personal hasta la adherencia al tratamiento. Esta población se considera vulnerable, ya que no solo su enfermedad impacta en su autonomía y autovalidez, sino en sus redes familiares y en sus pobilidades de solvencia económica para tener un recurso habitacional estable. Estos datos visibilizan la necesidad de atención por parte del Estado a este problema que es de Salud Pública, es decir, de democracia sanitaria. Sin dudas, orientarnos por políticas que sean del lazo social, y una ética de la ternura permite transformar la realidad de los sujetos preservando las cuestiones del amor. Los trabajadores de la Salud Mental debemos unirnos en la demanda de un sistema democrático, inclusivo y universal de atención de la salud.