A partir del Telégrafo mercantil; rural, político-económico e historiógrafo del Río de la Plata (1801-1802) y del Semanario de Agricultura, Industria y Comercio (1802-1807) se analizó el modo en que la civilidad se configuró para la élite como un signo identitario, tanto local como americano. La prensa tardocolonial fue leída como un ejemplo propio de la literatura de civilidad para rastrear cómo las ?buenas costumbres? fueron para la cultura letrada una marca diferencial en la estructura de la sociedad hispánica y en la mirada europea sobre los americanos. La hipótesis principal es que la élite construyó su identidad a partir de una doble oposición, en la que su propia civilidad era central. Hacia el interior, buscó distanciarse de otros actores sociales concebidos como ?inferiores? por su pertenencia a las castas de acuerdo con la legislación de limpieza de sangre. A su vez, configuró un ?otro? exterior al que se pretendía emular, frente al que buscó demostrar que Buenos Aires se encontraba a la par de las metrópolis europeas por su vida urbana. La prensa local confiaba en poder modificar las costumbres y en ese registro interpeló a sus lectores con distintos matices entre el Telégrafo y el Semanario.