El periodismo tradicional está en crisis. Los criterios que organizaron la construcción de la información no son operacionales para dar cuenta de la demanda y las nuevas actividades que rigen la actividad periodística. En este sentido, la calidad informativa sufre deterioros al tiempo que la agenda se circunscribe, cada vez más, a las necesidades argumentales de fuentes en pugna. En este escenario, el rol de los periodistas se resignifica y se alinea detrás de los consumos de las audiencias. La consecuencia directa de esta resignificación es que nuevos actores irrumpen en el escenario generando contenidos que, en la mayoría de los casos, no dan cuenta de las categorizaciones tradicionales del concepto de noticia. Uno de los hallazgos centrales del trabajo es la producción / apropiación por parte de las audiencias de nuevas temáticas y construcciones. También, que el uso de las redes se instala en tanto fuente y soporte a la hora de hacer periodismo. El rol más afectado por estos cambios es el del editor, quien debe realizar su tarea atravesado por los criterios de instantaneidad, satisfacción de la demanda y construcción de comunidad. En primera instancia, este trabajo estipula que la calidad informativa se resiente a manos de la irrupción de nuevos actores y rutinas productivas. También, que el campo requiere de una sistematización de conocimientos y acciones que deben ser reformuladas. Dada la inestabilidad del mismo, nuestras conclusiones son preliminares. No obstante ello, creemos haber recolectado prueba suficiente para una posterior sistematización que ha de complementarse en estudios posteriores relacionados específicamente con las audiencias.