En la Argentina, a partir de la crisis institucional de 2001, las agendas periodísticas sufrieron algunas modificaciones. Frente a unas audiencias que reclamaban algún grado de repolitización de la institucionalidad, los discursos sobre la innecesidad de las regulaciones estatales entraron en franco retroceso. Los debates sobre los resultados de la implementación de las políticas neoliberales, luego del estallido social, cambiaron de signo y dieron lugar a la implementación de tres categorías que serán analizadas en un estudio de caso: el estado dado, que Guglielmini y Popok definen como “una situación que parece no tener causas que vayan más allá de la coyuntura” (2004: 105); la construcción asimétrica de la hegemonía como primera audiencia (Luchessi; 2005) y la incorporación de la noción de deseo en relación con las audiencias masivas (Wiñazki; 2004). Al tiempo que la variable espectacularización se extendió por todos los tópicos, el crecimiento exponencial de la cobertura de temas policiales comenzó a instalar las ideas de delincuencia e inseguridad. Es el objetivo de este trabajo analizar el modo en que estas categorías se implementan en los dos diarios de referencia de Buenos Aires: Clarín y La Nación y de qué modo repercuten en las acciones políticas de la dirigencia y de la sociedad respecto de las transgresiones legales que, sin ser delitos contra las personas o la propiedad, influyen sobre ellos. Para el análisis, se tiene en cuenta la reposición de un debate que se había resignado en los últimos años: cuál es el rol del Estado en la Sociedad y qué responsabilidades tienen los ciudadanos frente a las instituciones públicas. También se estudia la categoría de delictualidad, que se corre de las páginas policiales para instalarse en las secciones políticas. Para ello, se tomará en cuenta la cobertura y las notas de opinión de ambos matutinos en relación con los sucesos ocurridos el 30 de diciembre de 2004 y que dieron lugar a la tragedia de República de Cromagnón.