En Argentina, en el año 1976 comienza un proceso de apertura de la economía y liberalización de la misma, profundizado los noventa, con implicancias directas sobre la estructura social. Esas transformaciones se tradujeron a nivel social en un cuestionamiento de ideas simbólicas afianzadas en la sociedad hasta entonces: a igualdad de credenciales y accionar, igualdad de destinos.Dichas ideas simbólicas se habían afianzado en una sociedad que atravesó por un proceso de industrialización por sustitución de importaciones, con una fuerte intervención estatal en la regulación de la relación capital trabajo, eje central de la modernidad que configura, propiedad privada mediante, las desigualdades sociales inherentes al sistema. Esto sucedió mediante la instauración un derecho social con el objetivo ideal de que todos pudieran disponer de recursos mínimos para su independencia: no se trata de una sociedad de iguales pero si de semejantes, en la cual en el horizonte de posibilidades existe para los ciudadanos la promesa de la posibilidad de programar el porvenir.Partiendo de estos supuestos, el siguiente articulo se propone analizar de manera cualitativa las percepciones de personas que atravesaron por diferentes procesos de movilidad social, con respecto a su origen, sobre las posibilidades de planificar las trayectorias de vida de todos los integrantes del hogar. Se utiliza una metodologían historias de vida basadas en el enfoque biografico y analizadas desde el método genealógico y comparado de Bertaux.Se pretende aportar elementos para comprender los vínculos que se forman entre la estructura social, como una estructura de larga duración, y los patrones de desigualdad social que impactan los cursos de vida de los sujetos, en particular sobre el marco de referencia con el cual los mismos interpretan sus horizontes y expectativas de certidumbre / incertidumbre con respecto a los flujos probables de movilidad social al interior del hogar.