La región del Alto Valle del Río Negro, localizada en el norte de la Patagonia Argentina, se consolidó como productora de frutas de pepita hacia la década del ’30. Esto fue posible por la acción dirigida con ese objetivo estratégico, por la empresa británica Ferrocarril del Sud, que entre otras cosas construyó el sistema integral de riego. Este trabajo, intenta describir y destacar el impacto de la producción primaria en la dinámica de la población y en la configuración de un mercado de trabajo local. Dicho mercado de trabajo, requirió en sus comienzos de población migrante dado que se trataba de una zona con baja densidad de población. Se analiza información de cinco ondas de la EPH rural-urbana del Alto Valle que cubren la década 1995-2005; tres de esas ondas coinciden con la época de cosecha de peras y manzanas. Se describe el envejecimiento de la población migrante, especialmente externa y su menor participación en el total de población. La inserción ocupacional de la población fue abordada a partir de los indicadores: las tasas de actividad y desocupación, el promedio de horas semanales trabajadas por los asalariados y la inserción según rama de actividad económica. Con esta información, se confirma la impronta que la producción primaria le imprime a la región y cómo ha llegado casi a autoabastecerse de mano de obra asentada en forma definitiva. Los grandes contingentes de asalariados estacionales o “golondrinas” ya no tienen la magnitud de los comienzos y la población que encuentra empleo estacionalmente durante la época de cosecha, se refugia en el momento del año de menor actividad en ramas alternativas ligadas a los servicios o en la inactividad como “disponibles”.