El presente texto se orienta al estudio de caso en el que diferentes actores dieron vida a un espacio de encuentro -pero también de aprendizajes-, en el marco de relaciones entre una incipiente institucionalización del Estado municipal en materia de cultura y unas estructuras del sentir y formaciones (Williams, 1997) que pugnaban por encontrar espacios. A partir del año 2000, se da la formación de espacios dedicados a lo lúdico en Argentina. En gran medida, constituidos en los mismos puntos dedicados a la solidaridad en comunidades vulnerables. En el caso de Villa María, los patrones de relación entre instituciones, formaciones y tradiciones (Williams, 1997; 137) no parecen guardar una correlación de experiencias con las políticas culturales, tales como el Programa Nacional “Jugando Construimos Ciudadanía” o el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, “Juegotecas Barriales”. Luego de varias ediciones locales del “Encuentro de Juegos de Mesa”, a finales de 2017 uno de los organizadores presenta el proyecto en la Municipalidad de Villa María. Así, entre 2018 y 2020 se desarrolló un Club de Juegos, bajo la institucionalización del Estado Municipal. No es anecdótico que en 2019 el evento más grande de Argentina, el “8° Encuentro Nacional de Juegos de Mesa” –impulsado por una ONG bonaerense- se llevara adelante en Villa María, y en el mismo espacio en el que dos veces por semana tenía lugar el Club de Juegos. En este marco, las dinámicas entre actores sociales, institucionales y privados, parecen dar cuenta de particularidades para la participación ciudadana en la gobernanza dela cultura (UNESCO, 2005) y de unas prácticas sociales que requieren de una comunicación más activa, en pos de brindar el papel óptimo de los asuntos culturales (García Canclini, 2000) tanto en grandes, como en pequeños centros urbanos del país. Palabras clave: juego de mesa – políticas culturales – cultura - sociedad