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CUERPOS EN ESCENA Materialidad y cuerpo sexuado en Judith Butler y Beatriz Preciado
MARTIN A DE MAURO.
Tesis de Licenciatura. ESCUELA DE FILOSOFIA ; FACULTAD DE FILOSOFIA Y HUMANIDADES ; UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/pdgf/g1H
Resumen
¿Cómo ha llegado el cuerpo a convertirse en un objeto de investigación filosófica? Parece especialmente legítimo planteárselo, en una tradición filosófica dominada por el cartesianismo y su reverberancia racionalista, donde todo contribuye a conferirle un estatus menor y un papel secundario, al menos hasta finales del siglo XIX. Hasta aquí el interrogante se mantiene, pero queda la evidencia, la de un cambio fundamental. No obstante tal menosprecio conceptual, en el momento del cambio de siglo, la relación entre el sujeto y su cuerpo empieza a definirse en otros términos. La singularidad de su presencia a lo largo del siglo XX delimitan una evidencia, efectivamente ?el siglo XX ha inventado teóricamente el cuerpo? (Courtine, 2006:21) y esto no ocurre sino a partir de mutaciones de la mirada: nunca antes el organismo había sido penetrado como va a serlo por las tecnologías de visualización médica, nunca antes el cuerpo íntimo, sexuado, había conocido una sobreexposición tan obsesiva, la suma incalculable de imágenes de los sufrimientos infringidos por la guerra, los genocidios y las distintas tragedias sangrientas de las violencias del siglo, y finalmente, los placeres que se ofrecen a la mirada desde las imágenes, las pantallas, los escenarios y las tribunas revelan una parte del complejo proceso de las mutaciones actuales del cuerpo sexuado. Si situáramos ahora estos rasgos generales de la filosofía del siglo XX según la caracterización sumarísima que hemos hecho de ella, deberíamos anotar la centralidad que ha cobrado la reflexión sobre el lenguaje. Aquel paradigma que efectivamente dio preeminencia al lenguaje se denominó ?giro lingüístico? y fue elaborado, en gran medida, en la filosofía francesa1, por lo que se llamó ?postestructualismo?. Analizado el lenguaje desde el punto de vista de su ?historicidad irreductible? ya no se tratará entonces de la estructura del lenguaje sino más bien de esos actos de habla que llamaremos ?discursos? o ?textos?. Todo lo que puede ser pensado se deja pensar únicamente a través de la mediación lingüística de un acto de habla singular, como texto o como discurso. Llegados a este punto, retomemos un problema general con el cual el abordaje sobre los modos corporales se debe confrontar: bajo el precepto de ?todo es discurso? o ?todo es un texto? ¿qué pasa con el cuerpo?, ¿Cómo pensar entonces la relación de un texto con su contexto, de un discurso con las condiciones materiales de su producción?. ¿Cuál sería, entonces, la relación del discurso con lo que no es discurso y que, sin embargo, le sirve de soporte y emplazamiento? ?¿Qué decir de la violencia y el daño corporal?, ?¿hay en el posestructuralismo alguna materia que importa?? (Butler,2002: 54). Al hablar de ?mediación lingüística? estamos ya señalando el índice de un problema, ¿acaso se trata de la disolución de toda materialidad y modos corporales bajo lo discursivo o lo textual?. En lo siguiente, retomaremos un problema general apenas esbozado, que se refiere a la materialidad del cuerpo sexuado e indagaremos algunos principios de acercamiento que 1 En el panorama de la filosofía francesa: ?ese pensamiento debe gran parte de sus movimientos a los análisis arqueológico-genealógicos de Michel Foucault que elaboran -no sin alteraciones, tanteos y virajes- una específica noción de «discurso» y a la escritura deconstructiva de Jacques Derrida que intenta realizar un desplazamiento en la noción tradicional de «texto»? (Romanutti, 2011: 4). pueden estar señalados en lo dicho y escrito por Judith Butler y Beatriz Preciado. El presente recorrido se propone delinear las operaciones analíticas y conceptuales que en principio oponen la teoría performativa del género de Judith Butler (en sus distintas versiones) con la teoría de incorporaciones prostéticas y cuerpos híbridos de Beatriz Preciado. La tarea de recuperación de la materialidad y del cuerpo sexuado, su hechura, densidad y composición específica es el eje central que estructura y opone ambas cajas de herramientas. Para ser más específicos, el diferendo entre ambas perspectivas analíticas se dirime alrededor del constructivismo que Beatriz Preciado atribuye (tardíamente) a la teoría performativa del género de Judith Butler. Y existen buenas razones para creer que el diferendo Preciado-Butler se fundamenta también en torno a la cuestión de la (bio)tecnología en el cambio de escala que cada análisis propone. Según veremos en los capítulos precedentes, en las distintas versiones de la teoría performativa del género que Butler desarrolla, no solo ésta da cuenta del presunto constructivismo del género (que conllevaría a posturas idealistas o de reducción lingüística de toda materialidad) sino que además la caja de herramientas butleriana mantiene un nivel de generalidad conceptual que resulta complementario al planteo (más específico y local) de Preciado. Y esto ocurre por dos motivos centrales: por un lado Butler desarrolla una primera versión de la teoría performativa y de la identidad performativa (en distintos escritos iniciales -1986,1988 y 1989- que luego retoma de modo sistemático en El género en disputa de 1990) que no es incluida en el articulado crítico de Preciado. Allí Butler mantiene una noción de materialidad del cuerpo ligada a la noción de actuación o gestos corporales que no se vincula directamente a la teoría del discurso y por ello responde, al menos parcialmente, a la crítica de Preciado. Y por otro lado, Butler desarrolla también una segunda versión de la teoría performativa del género (en Cuerpos que importan de 1993) más cercana a la teoría del discurso y en especial, a la lectura derrideana de la teoría de los actos de habla, que en sus propios términos puede dar respuestas a las críticas planteadas por Preciado. En particular, Butler propone concebir al género como una matriz iterativa de subjetivación cuyo producto central es la misma diferencia sexual, su materialización como cuerpo sexuado, su materialización como naturaleza. De manera general, el sexo siempre se produce como una reiteración de normas hegemónicas. Es a través de tales normas (repetidas y citadas, de ahí su fuerza de ley: se las producen mediante la cita como aquello que precede y excede) que uno se vuelve un cuerpo sexuado y generizado. Y en la medida en que dicha citación normativa se reitera como una convención ritual (sedimentada temporalmente), estos cuerpos sexuados se colocan dentro de una esfera de inteligibilidad cultural para constituir e identificar un sujeto viable. En efecto, dicha matriz de inteligibilidad no se opone a la teoría de incorporación prostética o del ?materialismo tecnológico fisicalista? (Da Rocha, 2012) de Preciado sino que, según ampliaremos, es posible su complementación y encastre conceptual mutuo (al menos en distintas escalas de análisis). Hemos partido del esbozo de una amplia caracterización de la filosofía del siglo XX a partir de las transformaciones operadas en ella al haber asumido el cuerpo y el lenguaje no sólo como objeto marginal de estudio, sino como elementos centrales. Ello nos trajo hasta el problema de las relaciones entre discurso y texto con la materialidad del cuerpo: cuestión que interroga, de algún modo, por los límites en las cuales se inscriben las prácticas discursivas y en relación con esta problemática, la incidencia que tiene el constructivismo. El presente trabajo se despliega como una tentativa de volver a pensar y situar filosóficamente las coordenadas de esa área problemática, desde las cajas de herramientas que Judith Butler y Beatriz Preciado desarrollan. Para ello partiremos de una reconstrucción de la primera versión de la teoría performativa del género delineada por Judith Butler, en una serie de escritos poco considerados en su habitual interpretación. En el capítulo siguiente presentaremos la sistematización que Butler realiza de estos escritos inaugurales, en su obra más canonizada y difundida, El género en disputa y luego ampliaremos, en el mismo capítulo, sobre la segunda versión de la teoría performativa que Butler despliega en Cuerpos que Importan. En una tercera instancia, reconstruiremos el planteo de Preciado alrededor de la materialidad del cuerpo sexuado, las fuentes y tradiciones que la inspiran y ésta interpreta. Una vez esbozado esto, plantearemos la peculiar teoría de incorporación prostética del género de Preciado en contraste con la teoría performativa del género. Finalmente, plantearemos la cuestión de la equiparación analítica de una y otra teoría alrededor de un interrogante ético-metodológico, a saber, aquel ejemplo paradigmático que ambas cajas de herramientas mantienen como objeto colonizable: la drag queen en Butler y la trans en Preciado. Sugeriremos entonces el diferente modo en que Butler y Preciado despliegan sus respectivas cajas de herramientas, en distintas escalas de análisis y sobre objetos analíticos similares pero no idénticos, para pensar la potencia que todavía puede haber en el discurso en torno a las corporalidades y las sexualidades.
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