En los últimos años se ha estudiado ampliamente la relación entre la experiencia musical y las habilidades propiamente musicales como así también, en el desarrollo cognitivo general a lo largo de la vida. En esta línea, diversos estudios han encontrado que los músicos alcanzaban mayores puntajes en tareas de memoria que los no músicos, pero esto no se investigó de manera particular en el desempeño de la memoria emocional en adolescentes músicos y no músicos. El objetivo de este estudio es evaluar la relación entre la experiencia musical de adolescentes y la memoria emocional y neutra. Para ello, se comparó el desempeño de adolescentes de 12 a 15 años formados en conservatorios argentinos en diferentes especialidades (violín, piano, guitarra, canto, violoncello, corno francés, viola, batería y percusión) durante un promedio de 5.6 años con adolescentes sin este tipo de formación en una tarea de memoria emocional y neutra (basada en el Sistema Internacional de Imágenes Afectivas). Se seleccionaron 108 imágenes apropiadas para adolescentes: 36 imágenes positivas, 36 negativas y 36 imágenes neutras. Se los evaluó en su recuerdo libre y en el reconocimiento de imágenes tanto de manera inmediata como diferida (7 días después aproximadamente). Las evaluaciones se realizaron de manera remota debido a las restricciones sanitarias de público conocimiento. Los resultados mostraron, en primer lugar, que el material emocional (positivo y negativo) fue más recordado que el neutro. En segundo lugar, no se hallaron diferencias significativas entre los grupos de manera inmediata, sin embargo, se encontró que los músicos recordaron de manera diferida una mayor cantidad de imágenes (tanto neutras como emocionales) que los adolescentes sin formación musical. Por último, en las tareas de reconocimiento no se hallaron diferencias significativas. Los datos extraídos, de implicancia social, clínica y educativa, demuestran que la formación musical afecta la memoria emocional y neutra de los adolescentes. Este tipo de práctica conlleva además de la adquisición de contenidos meramente musicales, el desarrollo de la socialización, facilita la expresión de emociones e impacta sobre otras habilidades cognitivas, como la memoria. Los hallazgos de este estudio deben ser interpretados como un beneficio para el desarrollo del adolescente, así como una oportunidad para reflexionar sobre las prácticas apropiadas en la enseñanza de la música en el contexto escolar. Además, permiten pensar que las intervenciones que utilizan a la música como recurso podrían ser de especial importancia para el tratamiento de los adolescentes con trastorno del desarrollo y con enfermedades neurológicas.