En el tango danza existe un estilo que es propio de generaciones pasadas y que en el ambiente de las milongas de Buenos Aires se lo suele denominar ?estilo villa Urquiza?. Comúnmente se lo caracteriza por un ?caminar? y una ?pisada? particular, que difiere de los modos más actuales. A través de testimonios fílmicos de bailarines ya fallecidos y de bailarines muy mayores se puede reconocer este estilo particular. A pesar de que, en términos generales podemos hablar de una pisada en extinción, este trabajo busca describir los rasgos esenciales de este ?timing antiguo? caracterizado de manera trivial por ?caminar el tango?, ?llevar el compás en el cuerpo? y ?bailar los silencios? y señalar las principales diferencias que al respecto presenta con los modos de articular el paso del tango en las generaciones más actuales. El trabajo utiliza recursos metodológicos de la biomecánica aplicados al estudio general del paso en el tango y la relación con la estructura métrica binaria del tango (relación fuerte-débil), que mostraron su eficacia para describir las diferencias de la calidad de movimiento con relación a las particularidades de la música escuchada por el bailarín, en combinación con una estrategia de abordaje que puede denominarse ?autoetnográfica?, habida cuenta de que es el propio investigador el que realiza la experiencia y la describe desde una perspectiva émica. La experiencia permitió destacar dos rasgos diferentes estructuralmente vinculados: (1) el mantenimiento de ambos pies en el piso durante más tiempo y (2) un movimiento superordinado (respecto del de las piernas) de la parte del cuerpo que consuma el abrazo?de la región del ombligo para arriba?. Estos rasgos otorgan al movimiento como un todo mayor alineación vertical de puntos de articulación del movimiento que son claves para el desplazamiento, lo que se entiende como una mayor ?densidad corporal?.