En las primeras décadas del siglo xx en Uruguay se observó una preocupación acerca del tratamiento educativo que debían recibir niños y jóvenes abandonados e infractores. En sus puntos fundamentales, el discurso proponía dejar de lado del castigo y el encierro como penas punitivas y, por el contrario, confiaba en que los niños y jóvenes podían retornar nuevamente a la sociedad y convertirse en ciudadanos útiles y moralmente aceptables. El presente análisis propone ubicar a los sujetos de estudio en una realidad de cambios permanentes, con tránsitos que dan cuenta de una experiencia compleja. Aquí se estudiarán dos trayectos: en el primero, los niños y jóvenes fueron denominados muchachos y luego pasaron a llamarse menores. El segundo trayecto estudia el tránsito que del niño y joven «abandonado» a «delincuente».