Desde la sanción de la Ley 26150/06, los debates sobre el lugar de las escuelas en la producción de discursos sobre la sexualidad ha venido adquiriendo un doble lugar: si por un lado se cristalizó una posición de incuestionable centralidad, desde distintos sectores (religiosos, conservadores) se brama por su subsidiariedad en materia de sexualidad. Sin embargo, al interior de las escenas escolares se fragmentan en múltiples líneas las posibilidades de acceso a una educación sexual no heteronormativa y no adultocéntrica. En ese sentido, se corre el riesgo de que las voces de lxs jóvenes aparezcan desdibujadas frente a la hegemonización de la palabra por el mundo adulto, cuando se reclama insistentemente que sean aquellas las que se erijan como sustrato necesario, y donde las experiencias jueguen un rol central para cuestionar prácticas que tensionan el derecho a la educación. Como parte de la tesis de maestría en desarrollo, se presentan algunos avances y preguntas para continuar problematizando la(s) ESI(s) que circulan y construyen en las escuelas secundarias, entendiéndola como una arena de disputas y antagonismos, donde los silencios dicen tanto como las voces, performando campos discursivos posibles y obturados. A partir de relatos de jóvenes y docentes, se buscará dar cuenta de cuáles son esas maneras en que aparece la educación sexual de modo regular en las clases, como contenido y como experiencia, para avanzar luego en un diagnóstico situado que permita conmover coordenadas establecidas en pos del derecho a la aparición (Butler, 2017) de otras identidades sexo-genéricas.